martes, 29 de julio de 2025

«Hospedar al Amigo»... Un pequeño pensamiento para hoy


Hoy recordamos a Santa Marta. San Juan y san Lucas hablan de ella y la colocan siempre junto a sus hermanos María y Lázaro. Los tres eran amigos de Jesús —de esos del cuadro chico— y vivían en Betania, en un lugar que debido a eso es ahora un importante centro de peregrinaciones. El Señor solía visitarlos con frecuencia para descansar y compartir tiempo con ellos. Del Evangelio de San Lucas podemos deducir que Marta era la mayor de los tres hermanos, porque es quien recibió a Jesús «en su casa» y porque ella se afanaba por tener todo limpio (cf. Lc 10, 38-41). Ciertamente si Marta no hubiera cuidado tener en orden la casa, María no habría podido sentarse a los pies de Jesús. Marta seguramente estaría «inquieta y nerviosa» porque había preparado todo para recibir a Jesús, pero, ante la llegada de las visitas, por más que sean los amigos más íntimos, siempre surgen asuntos pendientes de última hora. Seguramente ella también querría estar sentada a los pies de Jesús escuchándole y haciéndole preguntas, pero no había hornos de microondas o cafeteras eléctricas y por lo tanto alguien tenía preparar la comida y el alojamiento.

De una manera indirecta podemos percibir que Marta estaba dedicada totalmente a Jesús. Era por él y para él por lo que trajinaba. Ese «andaba inquieta y nerviosa», que nos dice San Lucas en su Evangelio, podría tener múltiples causas: el afán por ofrecerle a Jesús lo mejor, el no entender por qué su hermana no la ayudaba, el querer terminar pronto lo que estaba haciendo para estar con el Amigo... o ciertamente era «nerviosita» como yo, pero menos preferir las tareas de la casa a estar con Jesús. Marta y María, con su hermano Lázaro, los amigos de Jesús, son, por así decir, un canto a la amistad. Ellas, cada una en su papel, actúan y se mueven con sencillez; no se dice nada de Lázaro en esta ocasión, pero es normal pensar que también estaba allí. El temperamento de las dos hermanas es diferente, como suele suceder en todas las familias. 

En esta visita y lo que allí acontece, nos deja una joya preciosa de las enseñanzas de Jesús. Sus palabras, que parecen dichas al vuelo, dejan ver la sencillez y la confianza de Marta para comprender el orden de lo necesario y lo superfluo. Primero la oración y, unida a ella, el trabajo, lo demás puede esperar. Jesús reveló aquí, cómo la oración es el núcleo y la raíz de toda actividad para que de ésta resulte algo vivo y sano. Marta y María, se han convertido para muchos hombres y mujeres en modelo de vida, sobre todo en la vocación a la vida consagrada. La beata María Inés, al fundar a nuestras hermanas Misioneras Clarisas, dijo —como consta en una carta que escribe al Siervo de Dios Luis María Martínez, en ese entonces arzobispo de México— que quería fundir en una sola a Martha y María. Marta, Lázaro y María recibieron a Jesús en su casa no solo como un huésped pasajero, sino que le hicieron partícipe de sus vidas. Contaron con él. Acudieron a él. Le acogieron en todo momento. A la luz de este hermoso testimonio podemos nosotros preguntarnos: ¿Cómo acojo al Amigo Jesús en mi vida y en mi corazón? Que la Virgen nos ayude a estar siempre atentos, para recibirle con alegría. ¡Bendecido martes y felicidades a todas las Martas y Marthas!

Padre Alfredo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario