Moisés nació «pequeño» como nosotros; Según narran algunos arqueólogos. es curioso el modo de actuar de Dios. Este pequeño niño, «salvado de las aguas›, tras una infancia feliz en la corte del faraón, un día descubre, con sorpresa, el sufrimiento de sus hermanos, los hebreos, los marginados de aquella sociedad egipcia. La atención a sus hermanos le procuró una situación difícil de afrontar, lo que le obligó a huir a otra tierra buscando seguridad. La historia sigue y Dios se valdrá de Moisés para ayudar a su pueblo a caminar hacia la libertad. Cuando Dios quiere enseñamos las cosas que realmente importan, y quiere dejarlas profundamente grabadas en nuestra mente, lo hace mediante vidas. Por eso Elena de White dice que “como medio de educación, ninguna porción de la Biblia es de mayor valor que sus biografías. De hecho, parecería que la Biblia está escrita más en vidas que en conceptos. Parece que Dios quiso enseñamos mucho de lo que quizá sería difícil entender en conceptos, ejemplificándolo en vidas. La Biblia llega a ser así, un registro del amor de Dios a través de la vida de sus hijos.
La vida de Moisés constituye un testimonio notable del amor y de la justicia de Dios. Llevó sobre sus hombros «la mayor obra jamás confiada a hombre alguno» y conservó su sencillez. Ojalá todos fuéramos así, pero incluso Jesús, que predicó incansablemente, se topó con gente soberbia y necia; gente a quienes se les subieron los humos y por eso hoy reprende a las ciudades de Corozaín, Betsaida y Cafarnaúm. Jesús se lamenta y reprende con dureza a estas ciudades, porque, a pesar de haber sido testigos de la mayoría de sus milagros, sus habitantes no se querían convertir de lleno y más bien se llenaban de soberbia. Jesús las compara con las ciudades paganas de Tiro y Sidón, e incluso con la pecadora Sodoma, afirmando que en el día del Juicio Final, el castigo será más severo para aquellas ciudades judías que, habiendo recibido la gracia de su presencia y sus obras, se negaron a creer y a cambiar de vida, demostrando una dureza de corazón incomprensible. ¡Cuánto hay que hacer! Aunque seamos tan pequeños como Moisés cuando lo descubrieron de bebé en una canasta embadurnada para que no se hundiera en el río. Que María nos ayude, porque ella, siempre se sintió pequeña y por eso dejó suficiente espacio al Señor en su vida. ¡Bendecido martes!
Padre Alfredo.
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