martes, 1 de julio de 2025

«A MITAD DE AÑO Y YO EN HAMBURGO»... UN PEQUEÑO PENSAMIENTO PARA HOY

¡Que increíble, vamos ya a mitad de año! Este 1 de julio, que marca el punto medio del año en curso me agarra en Hamburgo, una hermosa ciudad al norte de Alemania, a orillas del río Elba, a donde un queridísimo amigo, Cayín, que me considera su tío, me ha invitado y a donde gracias a Ernesto y Rosy pude viajar. Aquí, al ver unas palabras del salmo 25, reflexiono en que este espacio de tiempo y lugar, constituye un buen momento para reflexionar sobre lo que he hecho, lo que he logrado para, a mitad del año, establecer nuevas metas para lo que queda de este 2025, sobre todo revisando las áreas de oportunidad conforme los fallos o deficiencias que, en este primer semestre he tenido. Creo que todos deberíamos de hacerlo. Sé que mucha  gente piensa que la vida se trata solamente de una lista de quehaceres, y que cumplirlos es lo que los hace buenos… buenos cristianos, buenos hijos, buenos padres, buenos sacerdotes, buenos religiosos, o buenos esposos. Así, al llegar a la mitad del año, es lo que revisan. Pero pienso que la cosa  no es así. Si nuestra meta se reduce solamente a cumplir con una lista de quehaceres, eso es lo único que vamos a hacer en la vida: ¡cumplir cosas! Nuestra meta principal no puede ser sólo cumplir con una lista de quehaceres, sino mejorar como cristianos, seguir creciendo, ir a metas más altas de santidad a pesar de nuestra miseria y pequeñez. 

Sí, la meta que los hombres y mujeres de fe buscamos atravesar, debe ser la de llegar a ser mejores cristianos yendo a metas más altas en todo; sabiendo que no sólo se trata de cumplir con cosas o propuestas marcadas en una lista. La Sagrada Escritura nos dice que debemos “crecer en la gracia y en el conocimiento del Señor Jesucristo”. (2 Pe 3,18). El salmo responsorial de hoy (Sal 25), con el que meditaba esta mañana, nos invita a escuchar la voz del Señor que nos dice: “Examíname, Señor, ponme a prueba, sondea mis entrañas y mi corazón, porque tengo tu bondad ante mis ojos y camino en la verdad… sálvame y ten compasión de mí”. Como discípulos-misioneros de Cristo, todos necesitamos examinarnos a nosotros mismos para desarrollar una vivencia de fe más dinámica, que entrelace lo que creemos con lo que hacemos. Hamburgo, además de tener unos parques maravillosos, con una naturaleza bellísima que ayuda a la reflexión, es el  puerto más importante de Alemania en el que se entrelaza su belleza natural con el mundo de los Negocios -aquí está la famosa planta de aviones  Airbus que ayer ví del otro lado del Elba- y sabemos, que en ese andar de los negocios, si no se planifica para el éxito, se planifica para el fracaso. Estoy convencido de que un cristianismo efectivo requiere que revisemos, como en ese ambiente, metas espirituales y personales y que trabajemos activamente en ellas, haciendo los sacrificios necesarios para eventualmente alcanzarlas. 

Ningún medallista de oro olímpico llega a ese podio sin haber tomado la decisión de perseguir una meta personal mucho antes entrenando para corregir y mejorar. Ningún político jamás gana una elección sin haber fijado su victoria como parte de su estrategia revisando errores y aciertos. Ahorita, que dispongo de un espacio de tiempo muy valioso y privilegiado para reflexionar en mi vida como sacerdote, religioso y misionero en este alto de 3 días en el ajetreo de la vida, reviso mi compromiso de cambiar para ser un mejor cristiano, un mejor bautizado desempeñando lo que hago y lo que siempre debo ser. Estoy convencido de que no llegaré a ser un sacerdote completo, un misionero eficaz, un religioso santo, sin antes visualizar una meta realista para alcanzarla en un tiempo definido con la ayuda de Dios mediante la fe en Cristo y de la mano de María. Creo que este espacio de descanso, que es siempre del todo necesario, aún para alguien como Papa León, que se irá unos días a Castel Gandolfo a descanzar, nos ayuda a recargar las pilas para server mejor a Dios y a los hermanos.  ¡Bendecido martes!

Padre Alfredo.

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