Este día nos brinda una buena oportunidad para renovar el entusiasmo y la confianza de vivir con fe nuestra vocación bautismal que es vivir en Cristo y vivir para Cristo. Vale la pena meditar en esto al comenzar el año nuevo. Si en este primer día del año nos detenemos por un momento y hacemos una pausa para mirar hacia atrás, podremos darnos cuenta que nos encontramos exactamente donde nos ha traído la Divina Providencia, puesto que nos hemos esforzado por hacer la voluntad de Dios en nuestras vidas.
El Papa Francisco, en el mensaje para la jornada mundial de la paz, nos hace una invitación a permanecer despiertos, a no encerraros en el miedo, en el dolor o en la resignación, a no ceder a la distracción, a no desanimaros sino a ser como centinelas capaces de velar y de acoger las primeras luces del alba, sobre todo en las horas más oscuras. Vamos saliendo —entre que sí y que no— de una terrible pandemia que ha dejado huella en el mundo y afirma el Santo Padre: «de una crisis no se sale nunca igual, se sale o mejor o peor». Así que a echar mano de todos los elementos que podamos para darle mucha gloria a Dios en este año nuevo bajo la mirada dulce de María, Madre de Dios y Madre nuestra. ¡Bendecido domingo, primer día del año 2023!
Padre Alfredo.
P.D. Demos gracias a Dios por la gran riqueza que nos dejó el Papa Emérito Benedicto XVI. Ayer hice una reflexión especial recordándole. ¡Dale, Señor, el descanso eterno, y brille para él la luz perpetua!
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