viernes, 13 de enero de 2023

«El descanso del alma»... Un pequeño pensamiento para hoy


El descanso para nuestra alma incluye la paz en la mente y el corazón, lo cual es el resultado de aprender y seguir las enseñanzas de Cristo, de vivir en él y de llegar a ser la extensión de sus manos al servir y ayudar a los demás. Hoy la primera lectura de la Misa (Hb 4,1-5.11) toca precisamente el tema del descanso. Este pasaje de la Escritura nos ayuda a ver que la falta de fe ha privado a los antepasados de la entrada en el descanso, pero los cristianos están llamados a un descanso muy superior, que no es ya el de la tierra prometida, sino el de la vida en Dios; este es el descanso inaugurado en el día de la creación que lo marca como terminación y coronamiento de la misma.

Este descanso que, como digo, incluye la paz en la mente y el corazón, solamente se alcanza cuando en la vida de cada día se le hace un espacio especial a Dios en algún o algunos momentos específicos de oración repasando las cuentas del Rosario, haciendo un momento de oración, leyendo la Escritura o un buen libro de formación cristiana... Entrar en el descanso de Dios es entablar una relación íntima con el Dios que nos ama de una manera infinita. Jesús promete el descanso para el peso abrumador de la vida diaria, para el cumplimiento de la voluntad de Dios en todas las cosas pequeñas.

Para llegar a este descanso, es condición indispensable la fe, porque solo teniendo fe es como se puede entender que hay que hacer un alto para descansar en el Señor. La Eucaristía dominical, es nuestro mejor descanso de la semana. Allí el Señor nos sienta a escuchar su palabra y la actualidad de la misma, allí el Señor nos alimenta en un ambiente de paz y tranquilidad, allí el Señor nos invita a llenarnos de él para luego vaciarnos en el servicio a los hermanos sin quedarnos vacíos. ¿Cómo vives tu descanso en el Señor? ¿Qué espacios de oración haces en tu día? Que María, la que escuchaba atenta y en paz la Palabra del Señor nos ayude a encontrar estos espacios de descanso en el Señor. ¡Bendecido viernes!

Padre Alfredo.

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