El optimismo puede ser un motor de cambio y una actitud inteligente ante la vida que nos ayuda en nuestro desarrollo personal. Me acabo de encontrar un mensaje que el Papa Francisco pronunció el 9 de febrero del año pasado y que ilustra nuestro quehacer de cada día en esta cuestión del trabajo en la vida de cada día. El Papa Francisco dice: «La vida cotidiana se puede comparar con el trabajo diario de los pescadores, ya que, cada día la barca de nuestra vida abandona la orilla de nuestro hogar para adentrarse en el mar de las actividades cotidianas; cada día intentamos “pescar mar adentro”, cultivar sueños, llevar adelante proyectos, vivir el amor en nuestras relaciones. Pero a menudo, como Pedro, experimentamos la “noche de las redes vacías’” y la “decepción de esforzarse tanto y no ver los resultados deseados”. Cuántas veces también nosotros nos quedamos con una sensación de derrota, mientras la decepción y la amargura surgen en nuestros corazones. Dos carcomas muy peligrosas. Es precisamente cuando el “barco” de uno está vacío, “cuando no tenemos nada que ofrecerle”, que hay espacio para que Jesús entre “en nuestros vacíos” y los llene con su presencia».
«Dios no quiere un crucero» —afirmó el Papa en esa ocasión— «Le basta con un pobre barco “destartalado”, siempre que lo acojamos. Con el Señor, las personas pueden navegar en el mar de la vida sin miedo, sin dejarse llevar por la desilusión cuando no pescamos nada y sin rendirnos». Hasta aquí las palabras del Papa. Quiero invitarles a meditar así, con esta certeza de que en todo momento el Señor está con nosotros, porque debemos ser realistas y asimilar de este segundo día del año nuevo y primer día de semana laboral que no todos los días nos saldrá todo bien. Sabemos que habrá momentos difíciles, pero bajo la mirada dulce de María y con la ayuda eficaz siempre del Señor, saldremos adelante. ¡Bendecido lunes, inicio de semana laboral!
Padre Alfredo.
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