sábado, 21 de enero de 2023

«Este padrecito está loco»... Un pequeño pensamiento para hoy


Acabo de tomar el misalito que tengo para ver las lecturas de mañana y me llama mucho la atención inmediatamente el diminuto texto del Evangelio que la liturgia del día nos ofrece (Mc 3,20-21) y me viene copiarlo textualmente: «En aquel tiempo, Jesús entró en una casa con sus discípulos y acudió tanta gente, que no los dejaban ni comer. Al enterarse sus parientes fueron a buscarlo, pues decían que se había vuelto loco»... Y pienso que cualquier parecido con la realidad de mi ministerio como sacerdote y misionero es mera coincidencia. Sí, a veces no hay tiempo ni de comer, ni de dormir, pero lo mejor de todo es que, igual que Nuestro señor, aunque a simple vista parezca, no me he vuelto loco.

En el mundo en donde ejerzo mi ministerio, puedo observar toda una gama diferente de reacciones ante mí como sacerdote de Cristo. Estoy a veces en el Templo y no falta quién me pregunta: «¿Y no se aburre, que hace en el día además de celebrar Misa todos los días», mientras que alguien se acerca y me dice: «Ten padre, para que tengas algo que comer ahorita entre Misa y Misa porque no tienes tiempo»... Me ve alguna persona en el gimnasio y escucha que alguien me llama «padre Alfredo» y de inmediato me interroga sobre que estoy haciendo allí, mientras que quien me habló por mi nombre me pide la bendición para que le vaya bien en el trabajo... Voy manejando y alguien voltea de otro carro y se queda viendo a mi cuello clerical y hace un gesto extraño, mientras que por otra parte el que pide limosna ante el mismo semáforo, me pide la bendición...   

Pienso que según viva la gente y según sea, me juzga. Para algunos estaré loco, como ayer que comí hasta después de las 3 o antier que terminé actividades después de las 12:15 de la noche, cuando me gusta comer a la 1:30 y dormir a las 10:00... Para otros estaré buscando hacer a Cristo presente a tiempo y a destiempo. Pero más que lo que la gente diga o juzgue me interesa cuál es cada día mi postura personal ante Cristo que me ha llamado: Le sigo de verdad. Y seguirle es aceptar lo que él quiere que haga en cada determinado momento como ser humano, como bautizado, como sacerdote, como consagrado. Si Cristo me ha llamado a ser como él, también algunos me juzgarán loco como él. No sé si en el relato evangélico de hoy, con el que empecé la reflexión estaba María, pero lo que sí se es que ella, sin juzgar, guardaba todo en el corazón... Qué ella me acompañe siempre. ¡Bendecido sábado!

Padre Alfredo.

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