Siempre me detengo en pensar que para seguir respondiendo al llamado del Señor cultivando la fe, como en el primer momento, se necesitan la perseverancia y la fidelidad, porque todos sabemos que es muy fácil entusiasmarse por iniciar algo, emocionarse por un nuevo proyecto, cacaraquear mucho algo nuevo que se vaya a hacer, pero al paso de los días, los meses y los años los proyectos se enfrían y se apagan lentamente si faltan estas dos cosas: «perseverancia y fidelidad».
Esta fracción de la Carta a los Hebreos, de la primera lectura de hoy, nos hace ver que para conseguir este objetivo, hay que ir al misterio de Jesucristo, Hijo de Dios y Salvador nuestro. La vivificación de la fe no se consigue solamente con un arranque, o con exhortaciones o amenazas; la fe se fortalece en cada cristiano por una continua contemplación del misterio de Cristo, en el cual descubre el hombre la grandeza del amor de Dios y busca responderle con perseverancia y fidelidad. Pidamos a María santísima que interceda ante Dios por nosotros para que alejemos el peligro de la mediocridad que amenaza siempre nuestras vidas. ¡Bendecido martes!
Padre Alfredo.
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