miércoles, 10 de agosto de 2022

«Si el grano de trigo no muere»... Un pequeño pensamiento para hoy


Hoy el evangelio continuado que estamos leyendo en la misa diaria, que es de san Mateo, hace un alto para darle paso a san Juan en el capítulo 12 (Jn 12,24-26) porque la Iglesia celebra la fiesta del diácono y mártir san Lorenzo, el diácono que fue martirizado el 10 de agosto del año 258. El relato que se tiene sobre su vida nos dice que después de distribuir a los pobres los bienes de la comunidad cristiana, en medio de una persecución religiosa, sufrió el martirio del fuego sobre una parrilla, convirtiéndose en el más célebre de los mártires romanos y es el patrono de los diáconos, a quienes recordamos en este día y pedimos por su perseverancia y fidelidad a la Iglesia.

Jesús nos ilumina con una gran enseñanza, anticipándonos su muerte en la cruz. Él hace referencia al grano de trigo que debe morir para dar fruto abundante, también nos dice que hay que perder la vida para conservarla para la vida eterna y nos dice que donde está Él, debe estar el discípulo–misionero que quiera seguirle. Perder la vida como el grano de trigo es el camino del Maestro y, por lo tanto, también es el camino de su seguidor o seguidora. Este es el camino que escogió san Lorenzo, seguir a Jesús entregando su vida por Él en el fuego de la parrilla. 

El que entrega su vida por los demás, ama de verdad, se olvida de su propio interés y de su propia seguridad y lucha por una vida digna y libre para todos. El martirio de san Lorenzo, como vemos, sucedió en los orígenes de la Iglesia, pero siempre los mejores cristianos han dado su vida por los demás siguiendo el ejemplo de Jesús. Ahora nos toca a nosotros y nos podemos preguntar cada uno de nosotros: ¿Hasta dónde estoy dispuesto a llegar por Cristo? Que la santísima Virgen nos alcance del Señor la valentía para, si es preciso, dar la vida anunciando el Reino de su Hijo Jesús. ¡Bendecido miércoles!

Padre Alfredo.

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