martes, 30 de agosto de 2022

Que el Señor nos libre del maligno enemigo... (Un tema para reflexionar)


El diablo es un vil engañador y actúa de forma sutil para adentrarse en las vidas de quienes, por debilidad, caen en sus garras. El 26 de septiembre de 2018, el Papa Francisco afirmó que el diablo está vivo, que goza de buena salud y que está haciendo horas extra para erosionar a la Iglesia Católica.

En la época actual, hay muchas personas que no creen en el diablo, y es que en nuestra sociedad, sobre todo en las películas, casi siempre se retrata incorrectamente quién es el diablo y cómo trabaja. Al contrario, la Biblia, en muchos lugares nos da buenas pistas sobre el diablo y cómo tratar con él. La Biblia nos dice que él es un ángel caído que rebeló contra Dios, y que debemos ser cautelosos en nuestro trato con él porque es muy astuto. 

A continuación comparto algunas de las citas bíblicas en las que se le menciona:

«Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar» (1 Pedro 5,8).

«Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales». (Efesios 6,12).

«Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo». (Efesios 6,11).

«Pero el Señor es fiel, y él los fortalecerá y los protegerá del maligno». (2 Tesalonicenses 3,3).

«Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes». (Santiago 4,7).

«Si se enojan, no pequen. No permitan que el enojo les dure hasta la puesta del sol, ni den cabida al diablo». (Efesios 4,26-27).

«El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha estado pecando desde el principio. El Hijo de Dios fue enviado precisamente para destruir las obras del diablo» (1 Juan 3,8).

«Ustedes son de su padre, el diablo, cuyos deseos quieren cumplir. Desde el principio este ha sido un asesino, y no se mantiene en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, expresa su propia naturaleza, porque es un mentiroso. ¡Es el padre de la mentira!» (Juan 8,44).

«Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir» (1 Corintios 10,13).

«Muy pronto el Dios de paz aplastará a Satanás bajo los pies de ustedes. Que la gracia de nuestro Señor Jesús sea con ustedes. (Romanos 16,20).

«Muy bien —le contestó el Señor—. Todas sus posesiones están en tus manos, con la condición de que a él no le pongas la mano encima. Dicho esto, Satanás se retiró de la presencia del Señor» (Job 1,12).

«Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza» (Efesios 6,13).

«No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno» (Juan 17,15).

«Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno» (Mateo 6,13).

«No se nieguen el uno al otro, a no ser de común acuerdo, y solo por un tiempo, para dedicarse a la oración. No tarden en volver a unirse nuevamente; de lo contrario, pueden caer en tentación de Satanás, por falta de dominio propio» (1 Corintios 7,5).

«Ananías —le reclamó Pedro—, ¿cómo es posible que Satanás haya llenado tu corazón para que le mintieras al Espíritu Santo y te quedaras con parte del dinero que recibiste por el terreno? ¿Acaso no era tuyo antes de venderlo? Y una vez vendido, ¿no estaba el dinero en tu poder? ¿Cómo se te ocurrió hacer esto? ¡No has mentido a los hombres, sino a Dios!» (Hechos 5,3-4).

«Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu al desierto. Allí estuvo cuarenta días y fue tentado por el diablo. No comió nada durante esos días, pasados los cuales tuvo hambre» (Lucas 4,1-2).

Nuestra Iglesia Católica ha confirmado y ampliado estas ideas bíblicas a lo largo de los 2000 años de nuestra historia. Si bien debemos ser conscientes de la existencia del diablo y cautelosos en nuestro trato con él, tanto la Biblia como la Iglesia nos enseñan que no debemos tenerle miedo porque nuestro Dios es mucho más poderoso que él, ya que el diablo solo es una criatura, pero debemos estar atentos a sus artimañas, porque engaña fácilmente. Como dijo muy bien San Agustín hace muchos siglos, el diablo es como un perro encadenado que ladra; puede ladrar mucho, pero se mantendrá encadenado, a menos que nosotros lo desencadenemos por nuestras decisiones pecaminosas. Así que, mientras sigamos a Jesús y tratemos de hacer la voluntad de Dios en nuestras vidas, el diablo no puede dañarnos. Sin embargo, lo que el diablo puede hacernos es que puede tentarnos y tratar de alejarnos de nuestra relación con Dios, que es Amor y Verdad. 

El diablo tiene un sin fin de mentiras que utiliza para seducir y si no estamos atentos podemos caer en la tentación. Él es un mentiroso y por eso llamado el padre de la mentira. Trabaja en nuestras vidas para tentarnos, hacernos caer en el pecado y así alejarnos de Dios, y también en el mundo tratando de engañarnos confundiéndonos. Él quiere que perdamos la fe y que nos alejemos de Dios.

HE aquí algunas de las mentiras que nos quiere hacer creer y ante las que hay que estar muy atentos:

1.-No pasa nada si eso te hace feliz. 

2.-Dios es un sentimiento y no religión, la religión no salva. 

3.-No existen las verdades absolutas. 

4.-El diablo no existe. 

5. Todos somos hijos de Dios 

6.-Todas las religiones llevan a Dios. 

7.- Los dogmas nos unen a la   ignorancia. 

8. -¿Por qué confesarle a un hombre cuando puedes hablar con Dios directamente? 

9.-Es mi cuerpo y yo decido. 

10.- ¿Para qué bautizar al bebé? Espera hasta que haya crecido y que él elija lo que quiere. 

11. -María murió como todas las mujeres. 

12.-El infierno es un invento medieval 

13.- El Purgatorio es un invento de la Iglesia para sacarle el dinero a los fieles. 

14.- ¿Para que ir a misa? Solo hay hipócritas!

15.- ¿Por qué casarse? El amor no tiene compromisos. 

16.-Solo se vive una vez, disfruta la vida antes de arrepentirte. 

17.-No hay manera. Dios nunca te perdonará. 

18.- Tener familia es cosa del pasado. 

19.- ¡No te preocupes! Cuando mueres, termina ahí, no hay nada después. 

Cuidado con el diablo, no conviene jugar con él. Hay que recordar que debemos ser sobrios y vigilantes recordando que la misericordia de Dios es infinita y perdona todo pero, siempre y cuando, se perciba nuestra condición de pecadores. Por eso se dice que Dios ama y salva a los humildes. En cambio, el corrupto no conoce humildad, no se considera necesitado de ayuda, disfraza su vicio con la buena educación, intentando siempre salvar las apariencias. ¡Cuidado con las mentiras y asechanzas del demonio!

Si recurrimos a María santísima, ella nos ayudará a librarnos de las garras del enemigo. Sabemos que dentro de las armas poderosas para vencer al demonio está el Rosario, tal como se lo reveló la Santísima Virgen a Santo Domingo de Guzmán.

Una de las imágenes que más retrata la fuerza de María es en la que aparece ella aplastando la cabeza de la serpiente y que tiene referencia al libro del Génesis (3, 15), cuando Dios dice al enemigo: «enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar».

San Juan Pablo II afirmó que «el Hijo de María obtuvo la victoria definitiva sobre Satanás e hizo beneficiaria anticipadamente a su Madre, preservándola del pecado. Como consecuencia, el Hijo le concedió el poder de resistir al demonio, realizando así en el misterio de la Inmaculada Concepción el más notable efecto de su obra redentora».

Ya saben ustedes que yo le tengo gran devoción a san Juan María Vianney, el santo Cura de Ars, así que no puedo dejar de mencionar algo quede él se sabe: En cierta ocasión el Santo Cura de Ars interrogó a un poseso: «¿Te posesionarás tú de nuestro país (Francia)?» –Y él contestó: «No puedo hacerlo porque esa Señora que ustedes llaman Virgen María, se pasea de norte a sur y de occidente a oriente impidiéndome actuar».

Mi otra santita a la que tanto me encomiendo es santa Teresita del niño Jesús. En su vida, como en la de todos los santos, el diablo, con el permiso de Dios, intentó obstaculizar su camino hacia la santidad. Ella misma consideró como obra del demonio la misteriosa enfermedad que la atacó a los nueve años. Del mismo modo, consideró como una tentación diabólica la angustia que sintió en la vigilia de su profesión religiosa, a tal punto que pidió luz a la maestra de las novicias y a la madre superiora.

Su hermana Celina, en la fe sor Genoveva, dio este testimonio de lo que sucedió casi al final de la vida de santa Teresita: «Una mañana, al despertar, la encontré angustiadísima; parecía encontrarse en una lucha violenta y penosa. Me dijo: ‘Esta noche sucedió algo misterioso: Dios me pidió que sufriera por ustedes y acepté; inmediatamente mis sufrimientos se duplicaron. Tú sabes que me duele particularmente el costado derecho; bien: de repente ha empezado a dolerme también el izquierdo y con una intensidad casi insoportable. Entonces entendí la acción tangible del demonio, que no quiere que yo sufra por ustedes. Me estrechó como con una mano de hierro, impidiéndome tener el más mínimo alivio y llevándome a la desesperación. ¡Sufro por ustedes y el demonio no quiere!’».

Finalmente, hago referencia a una carta de mi madre fundadora, la beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento, donde nos invita a vivir en la alegría para alejar así las insidias del enemigo: «Continúen alegres, sencillos, abnegados. No permitan, hijos, que el demonio les quite la alegría, tan peculiar de nuestra congregación. El diablo no puede entrar en un alma espiritualmente alegre. Y, claro, el saber sonreír en toda circunstancia, penosa o alegre, el saber vivir el momento presente con la alegría de los hijos de Dios, con la alegría de las almas consagradas, será ya anticipadamente un paraíso en la tierra» . (Carta del 27 de febrero de 1977).

Que el Señor Jesús venga siempre en nuestro auxilio.

Padre Alfredo.

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