miércoles, 17 de agosto de 2022

«Invitados a trabajar en la viña del Señor»... Un pequeño pensamiento para hoy


El evangelista san Mateo es el único que relata la parábola de los obreros contratados para trabajar en la viña (Mt 20,1-16). La parábola —ya lo sabemos—, es un género literario en el que hay que buscar una lección central. El resto de los detalles está allí para ceñir el relato, forzar la atención, interesar. Lo importante de esta parábola es captar la enseñanza que Jesús nos quiere dar:

Dios ama a los hombres prioritariamente, y los ama y quiere introducirlos en su propia felicidad. Dios reparte sus beneficios a todos y llama sin parar. Dios tiene una generosidad y bondad que no está limitada por nuestros méritos, sino que da con largueza, sin calcular. Finalmente, Dios aparta a cualquiera que pretendiera tener derechos y privilegios impidiendo a los demás a aprovecharse. Todos tienen derecho a participar en la obra del Reino. Y este derecho no nace de nuestra generosidad, sino que es algo que Dios mismo ha dado. 

Si Dios ha llamado a muchos a su obra, nosotros no somos quiénes para cerrar la puerta. Debemos reconocer la acción del Espíritu y permitir que en la comunidad todos participen por igual. ¿Hay muchas maneras de trabajar en la viña del Señor? Desde luego: la oración, el consejo acertado, la ayuda económica, el pertenecer a un grupo parroquial, etc. Hay que echarle un poco de imaginación, y seguro que encontraremos un apostolado que nos venga a la medida. Roguémosle al Señor, por intercesión de la Santísima Virgen María, nuestra Madre, que nos conceda la gracia de ser agradecidos porque el Señor nos ha llamado a su viña. ¡Bendecido miércoles!

Padre Alfredo.

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