sábado, 27 de agosto de 2022

«Los talentos»... Un pequeño pensamiento para hoy


Ya he comentado varias veces, que el hecho de compartir mi reflexión personal con muchos de ustedes en esto que llamo «Mi pequeño pensamiento» —y aclaro que no por que sean pocas palabras o pocos renglones, sino porque es mi pequeño granito de arena— nació a raíz de que Esthela, una amiga de muchos años, me insistiera que lo que escribía lo compartiera, porque originalmente mi reflexión escrita iba a dar la basurero de la computadora o al cesto de basura si era en papel. Los años han pasado desde aquel viernes 7 de julio de 2017 en que empecé a escribir de esta manera. ¡Increíblemente han pasado poquito más de 5 años en que todos los días comparto con ustedes lo que tomo de aquí y de allá, lo que encuentro en la vida de cada día o en Internet, lo que me deja alguna reflexión, anécdota o hecho vivido! Escribo a veces tomando comentarios del Evangelio, a veces de alguna de las lecturas de la Misa o como hice en alguno de estos años, del santo de cada día... en fin, aquí sigo y veo que ustedes conmigo también.

Este año he tomado como punto de referencia el Evangelio de cada día en la liturgia de la palabra de la Misa diaria, y hoy me topo con un largo relato de san Mateo (Mt 25,14-30) en la conocida parábola de los talentos, que, en la traducción litúrgica para la Misa estos talentos pasan a ser llamados «millones» tal vez para que haya una mayor comprensión de los escuchas en la celebración. En la parábola, luego de leerla, nos damos cuenta de que el ser fiel en lo poco no es más que fiarse de Aquel que nos encomienda una tarea y arriesgar lo que nos da. En cambio, ser un empleado negligente y holgazán no es más que dejarse atrapar por el miedo, enterrar lo encargado y no poner en juego eso que Dios ha dado para que se multiplique.

Yo creo que hoy puede ser un buen momento para tomar conciencia en unos minutos de esta actitud en cada uno de nosotros. ¿Puedo decir algunos de los «talentos» —millones— que Dios me ha confiado o ni siquiera soy consciente de ellos?, ¿qué cosas concretas tendría que estar poniendo en juego y las estoy ocultando bajo tierra por miedo, por pereza, por no querer fracasar…?, ¿me creo de verdad que tanto bueno como yo tengo no es mérito mío sino más bien regalo de Dios para que lo haga crecer y viva agradecido por ello?… Que María santísima nos ayude a no enterrar lo talentos recibidos, sino a multiplicarlos y a ponerlos a disposición de los demás. ¡Bendecido sábado!

Padre Alfredo.

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