miércoles, 28 de julio de 2021

«María Goretti Subiatun, una misionera de Indonesia»... Vidas consagradas que dejan la huella de Cristo LXXVII

El 25 de Mayo, a las doce horas con cincuenta minutos, hora de Indonesia, el Dios de la vida llamó a su presencia a la hermana Maria Goretti Subiatun para entrar en las nupcias eternas. Quiero compartir en unas cuantas líneas algunos aspectos de la vida y vocación de esta extraordinaria misionera clarisa a quien no tuve el gusto de conocer pero sí de leer la crónica de su vida en la que se destaca el gozo de su vocación que dejó a su paso por este mundo, las huellas de Cristo.

La hermana Maria Goretti nació el 15 de Febrero del 1946 en la ciudad de Blitar, en Java Oriental, un lugar de Indonesia. El 1˚ de junio de 1963, a la edad de 17 años decidió bautizarse en la religión catñolica y un año después,  el 10 de Mayo de 1964 recibió el Sacramento de la Confirmación. Ella fue la menor de cinco hermanos con los que el Señor bendijo a la familia del señor Karsodjojo y la señora Toekinah (que en paz descansen).

En la fiesta del 12 de diciembre de 1967, la hermana Goretti ingresó a la Congregación de las Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento en la primera casa que la comunidad tenía, en en Biliton, Madiun. Allí inició su noviciado el 25 de marzo de 1969 para después hacer su profesión religiosa.

Cuando era joven profesa, en el año de 1973, la hermana Goretti fue enviada como misionera a Wudu, Flores, para colaborar como asistente de partera, y desde entonces inició su labor sanitaria con un empeño incansable. Ella fue una de las pioneras de esa misión en Wudu con las hermanas Luz María Pérez y Magdalena Sutarti. La gente la apreció mucho y hasta ahora mucha gente aún la recuerda. La hermana hizo su profesión perpetua de vivir en pobreza, castidad y obediencia por el Reino de los Cielos el 24 de septiembre de 1978 allí mismo en Wudu.

Era una persona sencilla, bondadosa, generosa, sincera y muy alegre, muy cercana a los misionados. Su sensibilidad le facilitaba a acercarse con las personas, especialmente a los pobres, a los más necesitados. Muchos bebés nacieron en sus brazos maternales, y se le pusieron el nombre de Goretti como muestra de su agradecimiento y amor. De entre aquellos niños algunos ya se han oradenado sacerdotes y unas de aquellas niñas son ahora Misioneras Clarisas. 

La hermana Goretti amó mucho esta misión y permaneció allí hasta el año de 1993 en que la obediencia la destinó a la comunidad en Biliton como la superiora local. En el año 2002, regresó nuevamente a Wudu, Flores y trabajó en la Clínica Pratama Santa María de Guadalupe hasta el 2015, en que la mandaron a prestar servicio en la casa de las niñas en Palangkaraya. 

Para ese entonces su salud se había deteriorado y en marzo de 2018, le dieron su cambio a la comunidad de Biliton en Madiun. En esos últimos años, tuvo que estar hospitalizada por varios problemas de su salud, como infarto cerebral, diabetes melitus e infección en las vías respiratorias.

El 15 de febrero de 2021, a las 10 de la mañana, mientras estaba en el comedor disfrutando su merienda con otra hermana, de repente le dio un ataque de tos y la hermana religiosa que estaba con ella la empezó a ver muy débil; no se pudo sentar derechita, se caía y su parte izquierda perdió totalmente la fuerza. Al ver la situación, la comunidad llamó a los enfermeros del hospital y se la llevaron para hacerle un TAC y darle tratamiento. Durante los días siguientes continuó débil y su consciencia poco a poco se fue minando. 

El 17 de febrero, a las 12:20 pm, recibió el sacramento de la Unción de los Enfermos. Su condición mejoró un poco y pudo comunicarse claramente, hasta pudo hablar por teléfono a Roma con su superiora general y con sus familiares por medio de una videollamada. Durante dos meses permaneció en el área de Cuidados Intensivos. Su estado de salud fue muy variable, hasta que el 25 de abril entró en estado de coma. Este año, precisamente el 22 de junio de 2021, ella celebraría sus Bodas de Oro, pero viendo como estaba, las hermanas religiosas adelantaron la celebración. El 29 de abril, presidida por el Párroco, el Padre Antonius Yanuardi, celebramos la Santa Misa en la sala de Cuidados Intensivos. Estaban presentes la hermana superiora regional de Indonesia y todas las hermanas de la comunidad de Biliton, 4 hermanas del noviciado, 2 hermanas de Ngawi, 3 doctores y algunos enfermeros. Aunque solo con poca gente y en una situación del dolor por la condición de la hermana Goretti, el corazón de todos los asistentes se llenó de agradecimiento por haber podido ver su testimonio de fidelidad y entrega total hasta el final a Dios y a los hermanos.

La hermana Goretti amaba mucho a Nuestra Madre Fundadora, la Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento a quien había conocido y recordaba con cariño, siendo una hija espiritual fiel en cumplir sus consejos para ser una buena religiosa. Ella confiaba que la beata María Inés siempre le ayudara y la acompañara en cada obra que la obediencia le mandaba.

La vida de la Hermana Goretti fue como una mano amiga de Dios pues ella era una persona dispuesta a ayudar a todos, en todo y en todo momento. Ella vivió siempre alegre haciendo la voluntad de Dios, obediente en su profesión como partera. En todas las comunidades donde vivió era una hermana pacífica y pacificadora. Fue siempre una hermana abierta y gozosa en la fraternidad. Su entrega fue total y perseverante hasta que llegó la hora, y como dice san Pablo: «He peleado la Buena batalla, he acabado la carrera...» (2 Tim 4,7). 

Como una vela encendida en la que poco a poco se va atenuado la llamita, así la vida de la hermana Gorettu se fue apagando en los últimos días hasta llegó el esperado momento en donde ella fue llamada a encontrarse definitivamente con el Señor.

¡Descanse en paz, nuestra querida hermana María Goretti Subiatun!

P. Alfredo.

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