martes, 29 de junio de 2021

«En la fiesta de San Pedro y San Pablo»... Un pequeño pensamiento para hoy


La Iglesia celebra hoy la solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo. San Pedro, como todos sabemos, conoció y convivió con el Señor Jesús después de un encuentro a la orilla del mar en donde el Maestro lo invitó a ser pescador de hombres. San Pablo, por su parte, fue un rudo perseguidor del Señor Jesús que luego se convirtió en su amigo más fiel y en el discípulo–misionero por excelencia que lo anunció a los que estaban más alejados de la fe. La fiesta de estos dos apóstoles nos permite, en este día, apreciar la extraordinaria riqueza con la cual Dios bendice a cada uno de sus elegidos porque él nos llama a cada uno, como los llamó a ellos, aunque seamos tan distintos unos de otros como lo son ellos a quienes por tradición en la Iglesia, los celebramos juntos.

Me llama la atención en este día la pregunta que Jesús hace en el Evangelio de hoy (Mt 16,13-19) a sus discípulos: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» y es que esta pregunta nos sitúa en el centro de la fe. San Pedro fue el Apóstol que confesó dentro de aquel grupo a Jesús como «el Mesías, el Hijo de Dios vivo». Él encarna al apóstol que amó a Jesús con un amor de amigos. Pedro fue el proclamador del Evangelio en el mundo judío, un mundo difícil para ese anuncio, ya que la tradición judía estaba muy arraigada en la vida del pueblo escogido, y no aceptaron en su mayor parte la predicación que Pedro hizo del acontecimiento Jesús el Cristo. San Pedro debe ser nuestro ejemplo para confesar a Jesús y volver a él con humildad, a pesar de nuestras negaciones.

Por otra parte, podemos decir que San Pablo no estaba en aquel momento evangélico, pero reflexionar en su figura es pensar en el Saulo de Tarso, perseguidor de la Iglesia. Llamado por el mismo Jesús después de su resurrección asume el reto y anuncia al mundo no judío el amor de Dios manifestado en Cristo Jesús. Gracias a su compromiso con la predicación a tiempo y a destiempo, el cristianismo se extendió y fue conocida la Buena Nueva de la Salvación en los pueblos que no eran judíos. San Pablo es testimonio para la Iglesia en general para que tengamos la valentía de aceptar a todos los que desean ser fieles al plan de Dios para que se desarrollen integralmente dentro de nuestras comunidades. A los dos los celebramos en este día. Pidamos, con María, que estas dos figuras impresionantes que dominaron los primeros años de la vida de la Iglesia nos motiven a amar mucho a la Santa Iglesia y al Santo Padre, a quien recordamos ene especial en esta fiesta. ¡Bendecido Martes!

Padre Alfredo.

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