miércoles, 2 de junio de 2021

«Jesús, los saduceos y el tema de la resurrección»... Un pequeño pensamiento para hoy


Todos tenemos el concepto claro de Cristo como alguien caracterizado por el amor, la compasión y la dulzura, y por supuesto, esto es completamente cierto, pero no todos lo han comprendido a lo largo de la historia y eso también lo tenemos claro. En el pasaje del Evangelio de hoy vemos que él tuvo numerosos y duros enfrentamientos con los religiosos de su tiempo, los escribas, los fariseos y saduceos le hacían, como decimos coloquialmente, la vida de cuadritos. La razón es que él nunca dejó de señalar el error y denunciar el pecado. Por lo tanto, al estudiar sus controversias, debemos observar cuáles fueron los principios que defendió y los errores que atacó.

Uno de los debates que Jesús tuvo con los saduceos se muestra ahora y es acerca de la resurrección (Mc 12,18-27). La importancia de este tema queda subrayada no sólo por el hecho de que los tres evangelios sinópticos hablan con certeza de la resurrección, sino porque si no existiese ésta, el cristianismo no tendría nada que ofrecer a este mundo. San Pablo lo expresó perfectamente a los corintios (1 Co 15,13-19). Pero los saduceos son hipócritas con Cristo, pues ellos no creen en la resurrección y le hacen una pregunta dictada no por el deseo de saber la respuesta, sino para hacer caer y dejar mal a Jesús. Vale la pena, por supuesto, leer el pasaje completo para ver que el caso que le presentan es bien absurdo: la ley del «levirato» (de «levir», cuñado: cf. Dt 25) que marcaba que cuando una mujer quedaba viuda y sin descendencia se debería desposar con su cuñado para dejar descendencia. Aquí la cuestión es llevada hasta consecuencias extremas, la de siete hermanos que se casan con la misma mujer porque van falleciendo sin dejar descendencia. Pero Jesús no se deja llevar por cuestiones falsas o hipócritas, él no cae en el juego sino que responde desenmascarando la ignorancia y la malicia de los saduceos. A ellos les responde precisamente afirmando la resurrección en la que no creen: Dios es Dios de vivos. Nuestra resurrección será una cuestión totalmente nueva y diversa de lo que vivimos aquí en la tierra.

Al leer y reflexionar el texto debemos hacer a un lado el absurdo y profundizar sobre el misterio de un Dios que da la vida, que transforma nuestro ser, nos resucita. De esta forma San Marcos anticipa el contenido de la resurrección de Jesús como vida después de la muerte y nos invita a descubrir el verdadero poder de Dios que transforma las fuerzas de la muerte en fuerzas de vida. Frente a la muerte tenemos que tener una actitud de acogida y una gran capacidad de tratarla como lo hizo San Francisco de Asís quien la llamaba «la hermana Muerte» y frente a la resurrección tenemos que entender el contenido de justicia que ella esconde. Para el Nuevo Testamento la resurrección no es eternizarse por siempre, sino que es la justicia que Dios hace a los hombres y mujeres que han asumido la justicia como causa y defensa de la vida y de la dignidad humana como bandera llevándolos a vida eterna. Ante esto no nos queda sino fomentar nuestras ansias de ver a Dios, el deseo de estar para siempre reinando junto a Él. Pidamos con María Santísima que gastemos la vida seguros de nuestra creencia en la resurrección de los muertos. ¡Bendecido miércoles!

Padre Alfredo.

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