miércoles, 6 de enero de 2021

«Confíen y no teman»... Un pequeño pensamiento para hoy


El Evangelio de hoy (Mc 6,45-52) es continuación del de ayer y nos muestra que los discípulos habrán de ir de sorpresa en sorpresa al seguir a Jesús. El mismo relato nos dice que no acaban de entender lo que pasó con los panes y que en seguida son testigos de cómo Jesús camina sobre las aguas, sube a su barca y domina las fuerzas cósmicas haciendo amainar el recio viento del lago. Es de noche en el mar de Galilea. Los discípulos de Jesús se encuentran en el lago con su barca, remando con grande esfuerzo porque el viento les es contrario. Jesús, desde tierra, contempla sus trabajosos esfuerzos, y hacia la cuarta vigilia de la noche —entre las 3 de la madrugada y las 6 de la mañana) se dirige a ellos andando sobre el agua. Para poner a prueba su fe, pasó muy visiblemente por donde ellos se encontraban. Mas los discípulos, temiendo que fuera un fantasma, se pusieron a gritar, porque, como dice el evangelio, su corazón estaba ofuscado. Pero Jesús les dijo: «Soy yo, ¡Confíen y no teman!». Y al subirse con ellos al bote se apaciguó el viento y la barca corrió hacia la orilla. ¡Cómo han de haber quedado aquellos pobres asustados!

En nuestra vida también pasamos a veces por el miedo que experimentaron aquella noche los discípulos, a pesar de ser pescadores bien curtidos. A nuestra barca particular, y también a la barca de la Iglesia, le vienen a veces vientos fuertes en contra, y tenemos miedo de zozobrar. Como para aquellos apóstoles, la paz y la serenidad nos vendrán de que admitamos a Jesús junto a nosotros, en la barca. Y podremos oír que nos dice: «Ánimo, soy yo, no tengan miedo». La expresión «no tengan miedo», que tantas veces aparece dirigida por Yahvé en el Antiguo Testamento y por Jesús en el Nuevo Testamento a los llamados a realizar alguna misión, se nos dirige hoy a todos. Recuerdo cómo san Juan Pablo II repitió muchas veces ese «no tengan miedo». La invitación a permanecer en el amor, y la seguridad de que Cristo Jesús es el que vence a los vientos más contrarios, nos deben dar las claves para que nuestra vida a lo largo de todo el año esté más impregnada de confianza y alegría.

La barca sobre el lago, los discípulos en ella, y con ellos Jesús, es una de las imágenes más hermosas de la Iglesia que podamos contemplar, y que bueno que la contemplemos al ir iniciando el año, para que nos sintamos cobijados por Cristo en la Iglesia siempre. Es una imagen que inspira confianza en los creyentes que se saben seguros al lado del Señor. No se trata de una confianza ingenua que nos excusa de bregar, de remar, de testimoniar lo que vemos y oímos. Este pasaje nos da consuelo y esperanza, puesto que también nosotros sentimos la torpeza de nuestros corazones para vivir según el estilo de Jesús y el miedo, por distintas circunstancias, nos ataca. A pesar de los esfuerzos, a pesar del tiempo dedicado, a pesar de las Cristofanías que hemos contemplado, vemos que estamos muy lejos del estilo evangélico de vida. Pero vemos también que la lectura atenta de la Palabra va transformando nuestro corazón y nuestra vida entera y no nos desanimamos. Empezamos el nuevo año con mucha esperanza. Seguimos en Navidad y seguimos acompañando a Jesús, José y María en nuestro caminar. ¡Bendecido miércoles!

Padre Alfredo.

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