lunes, 12 de octubre de 2020

«La hermana Cristy, una de las primeras Misioneras Clarisas»... Vidas consagradas que dejan la huella de Cristo LXXIII

De entrada debo decir que yo no conocí a la hermana Cristy, sino solamente a través de lo que las hermanas me platicaban de ella como una religiosa entregada, alegre y de un gran testimonio de vida cristiana. ¡Es hermoso escuchar hablar de alguien que ha dejado las huellas de Cristo por su paso en este mundo!

María la Luz Hernández Hernandez —ese era su nombre de pila— nació a finales del siglo XIX y fue bautizada el día 11 de junio de 1886.

Ingresó a la congregación de las Clarisas Sacramentarias en 1937 en donde recibió el santo hábito el 4 de julio de ese año. Allí en el convento recibió el nombre de María Cristina de Cristo Rey y conoció a la beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Hizo su profesión temporal el 14 de julio de 1939 para luego hacer sus votos perpetuos como Clarisa de Clausura el 14 de julio de 1945.

Al escuchar hablar a la beata María Inés Teresa de su proyecto misionero, la hermana Cristy, con los debidos permisos, salió también del claustro para acompañar a la beata en su nueva fundación, considerándose así como cofundadora de la congregación de las Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento.

La hermana Cristy, según los testimonios de las hermanas misioneras clarisas que la conocieron, brilló siempre por su caridad solícita para con todos los miembros del naciente instituto, además de su alegría constante en la entrega y su sencillez de las cosas de cada día en una casa religiosa.

La generosidad, el amor al silencio y el recogimiento, formaban parte de su vida diaria viviendo con una integridad y fe heroicas en todo momento. Supo sobrellevar una larga enfermedad que la atacó y que se convirtió en su compañera de camino en el proceso de conversión y santificación al que todos somos llamados. siempre encontraba la manera de ayuda en algo a los demás.

Así, con un testimonio alegre y más bien realizado como María en su casita de Nazareth, la hermana Cristy supo ser misionera desde allí apoyando todos los proyectos y orando por las misiones que se iban abriendo en el camino de fundación.

Murió el día 18 de noviembre de 1969 y en la reseña de su vida, escrita en el libro de defunciones de las Misioneras Clarisas, al final de la misma, puede leerse esta oración:

«¡Oh Dios!, siempre misericordioso y dispuesto al perdón, escucha nuestra oración por el alma de nuestra hermana Ma. Cristina, tu sierva a quien hoy llamaste de este mundo, no la abandones en manos del enemigo ni te olvides de ella para siempre, sino recíbela con tus santos ángeles y llévala al Cielo, su patria definitiva. Y porque creyó y esperó en Ti, líbrala de las penas del infierno, y concédele las alegrías del cielo para siempre. Por Jesucristo nuestro Señor».

Descanse en paz la hermana Cristy o como era muy conocida: «La madre Cristy».

Padre Alfredo.

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