viernes, 17 de julio de 2020

«La Ley de ser como Jesús»... Un pequeño pensamiento para hoy


La mayoría de las veces, en el Evangelio, Jesús nos deja grandes enseñanzas de acontecimientos sencillos que ocurren en la vida ordinaria. Hoy (Mt 12.1-8) en el Evangelio se nos presenta un suceso que se presta para la discusión con los fariseos. Es sábado, los discípulos tienen hambre y van arrancando por el camino espigas para comerse los granos. El problema no es que vayan tomando las espigas que no son de ellos, ya que en la antigüedad y aún ahora en muchos lugares, los frutos que están sobre el camino pueden tomarse por los caminantes; el problema, para los fariseos, es que «es sábado». Los discípulos son sorprendidos por los fariseos en flagrante delito de violación del descanso del sábado y violan una de las reglas de la Mischna (Sabbath 7, 2 que anuncia las treinta y nueve actividades prohibidas en día de sábado). La réplica de Cristo a los fariseos es clara: la ley que prohíbe arrancar las espigas en sábado no es más que un documento de comentaristas de la ley; por el contrario, la misma ley autoriza claramente a comer el pan sagrado cuando se tiene hambre (vv. 3-4; cf. 1 Sam 21, 2-7).

La lección —como nos debe quedar claro— nos toca también a nosotros, que si somos legalistas y exigentes, si estamos siempre en actitud de criticar y condenar no ganamos nada. Es cierto. Debemos cumplir la ley, como lo hacía el mismo Jesús. Pero el sábado, que estaba pensado para liberar al hombre, lo convertían algunos maestros en una imposición agobiante. Jesús nos enseña a ser humanos y comprensivos, y nos da su consigna, citando al profeta: «quiero misericordia y no sacrificios». Los discípulos tenían hambre y arrancaron unas espigas. No había como para condenarles tan duramente. Seguramente, también nosotros podríamos ser más comprensivos y benignos en nuestros juicios y reacciones para con los demás. «Misericordia quiero y no sacrificios». Los fariseos no están muy preocupados si los discípulos tienen hambre o no. «Arrancar espigas» estaba permitido por Dt 23,26 para proteger los derechos de los pobres. Los fariseos, sin embargo, consideraban el arrancar espigas como equivalente «a la recolección de espigas», trabajo prohibido en sábado (cf. Ex 34,21). Señalan el hecho a Jesús, esperando que éste corrija la conducta de los discípulos. Se dirigen a él sin ninguna fórmula de cortesía o respeto. Jesús, en vez de corregir a los discípulos, defiende su conducta. Y, a la manera de la controversia rabínica, comienza su respuesta con la frase: «¿No han leído?» Cita a continuación un episodio bien conocido de la historia de David (1 Sm 21,1ss), quien, ante la necesidad propia y la de sus hombres, se permitió contravenir a lo expresamente prescrito en la Ley (Lv 24,9).

No podemos quedarnos nunca en la letra, tenemos que ir al espíritu de la ley que es la ley del amor, la ley del compartir, la ley de ser solidarios, la ley de pensar en el otro, la ley de ser, como decía la beata María Inés, una copia fiel de Jesús. San Pedro Liu Ziyu, un santo definitivamente desconocido para la mayoría de nosotros que era encargado de la iglesia de su pueblo de Tiu-Kia-Sion, en China es un muy bien ejemplo de ser una copia fiel de Jesús y se celebra hoy. Él no quiso huir cuando la persecución de los bóxers amenazaba a todos los creyentes, sino quiso ser fiel a Jesús. Llegó el mandarín, partidario de los bóxers, y como no encontraron a Pedro, mandó arrestar a un sobrino suyo, que no conocía su paradero y además era pagano. Cuando Pedro supo el asunto, se presentó al mandarín para salvar a su sobrino. Éste le ofreció salvarle la vida si apostataba, a lo que se negó firmemente, soltaron a su sobrino y allí mismo san Pedro fue decapitado. Tenía 57 años. Fue canonizado el 1 de octubre de 2000 por san Juan Pablo II junto con los demás mártires de China. ¡Bendecido viernes!

Padre Alfredo.

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