Dios nos tiene mucha paciencia y más comprensión. Más de las que, por supuesto, tenemos nosotros. Y hoy lo vemos en Jesús que con longanimidad explica la parábola de la cizaña sembrada en el campo a sus discípulos. Tenemos que aprender mucho de esa paciencia de Nuestro Señor, esa paciencia que va intrínsecamente unida con su ilimitada capacidad para perdonar, para acoger, para amar, para recrear lo que el mismo hombre ha destrozado. ¡Qué cercano se ve en este Evnagelio de hoy (Mt 13, 36-43) a Jesús! Se detiene en su andar y con paciencia explica lo que aquella parábola escuchada significa, pero, de alguna manera podemos decir que Jesús no nos hace la tarea que nos toca. Él no explica la parábola paso por paso, sino que se limita a dar las claves de lectura para que cada uno las pueda analizar.
Para comprender la explicación de la parábola, debemos recordar el contenido o significado de la misma: lucha contra la impaciencia mesiánica, según la cual en los días del Mesías «no habrá más que justos en medio de tu pueblo». La parábola afirma que el tiempo del Reino ha llegado ya, que la siega última se avecina, pero que no ha sonado todavía la hora del juicio; y por otra parte, que el juicio no corresponde a los discípulos. Estos versículos no son, como digo, una explicación detallada de la parábola, se trata más bien de una repetición de la parábola, cuyas explicaciones de detalle no hacen más que acentuar el contenido de la parábola. La novedad principal de estos versículos respecto a la parábola misma parece ser la siguiente: se aclara aquí que la buena semilla no es el Reino mismo, sino los «ciudadanos del Reino». Los pecadores serán arrojados del Reino, pero no de la iglesia, en donde siempre hay espacio para todos aquellos que quieran convertirse.
Hoy celebramos a uno de estos «ciudadanos del Reino» que supo ser semilla buena, el santo español Pedro Poveda Castroverde (1874- 1936). Fue el fundador de la Institución Teresiana, hoy repartida en infinidad de países. Fue ordenado sacerdote en abril de 1897. Fue profesor del seminario y realizó una importante labor en la zona marginada de las cuevas. Fundó escuelas y abrió talleres. Concibió la Institución Teresiana y gestó el pensamiento educativo de la misma. Nombrado canónigo de la catedral de Jaén, conoció en esta ciudad a Josefa Segovia (Jaén, 189 1 -Madrid, 1957), que fue la primera directora general de la Institución Teresiana. San Pedro Poveda impulsó el crecimiento de las Academias y de la Institución Teresiana. Su etapa de Madrid, desde 1921 hasta 1936, fue de una intensa actividad, trabajando por la solución de los problemas educativos y culturales de su tiempo. Organizó la Federación de Estudiantes Católicos. Fue también cofundador de la Federación de Amigos de la Enseñanza (FAE) y consiliario de la Asociación Católica de Padres de Familia. Sacerdote, humanista y pedagogo, supo adentrarse en el quehacer humano y social de su época como buen «ciudadano del Reino». encomendémonos a él y a la santísima Virgen María para ser también nosotros buena semilla. ¡Bendecido martes!
Padre Alfredo.
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