miércoles, 30 de enero de 2019

«Hermana Gloria Rodríguez»... Vidas consagradas que dejan la huella de Cristo XXV

Recuerdo a la hermana Gloria todavía hace unos 5 ó 6 años recorriendo los pasillos de la «Casa del Tesoro» en la Perla Tapatía en su silla de ruedas eléctrica. ¡Qué se podía esperar de quien por muchísimos años fue una excelente y experimentada chofer y quien para ayudar a las misiones buscó, con su sonrisa tan particular que conquistó a muchos, hacerse siempre los adelantos de vanguardia que facilitaran las tareas apostólicas e hicieran llegar la Buena Nueva a más almas.

El 3 de marzo de 2014, en esa querida «Casa del Tesoro» en Guadalajara, Jalisco, México, a las veintiún horas con cinco minutos, «Gloriosa», como a veces le llamaban, dejó este mundo porque el Señor la llamaba a su divina presencia. A su lado estaban las hermanas de la comunidad y su querida hermana Sarita, quien junto con Absalón y sus demás hermanos la apoyaron siempre en su camino vocacional. Gloria cerró sus ojos en la paz de los creyentes amados por Dios, para que su alma, libre ya de las ataduras de este mundo y de su peculiar silla de ruedas, elevara su vuelo a los brazos del Padre Celestial.

Gloria Rodríguez Rodríguez nació el día 10 de septiembre de 1924 en Doctor Arroyo, Nuevo León, México, un pintoresco lugar del sur de este estado mexicano. Ingresó con las Misioneras Clarisas el 19 de marzo de 1954, en la Casa Madre de la Congregación en Cuernavaca y el 11 de febrero de 1955 inició su Noviciado para hacer su Profesión Temporal el 09 de febrero de 1957 en manos de la beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento, de quien fue una de sus más fieles colaboradoras.

La hermana Gloria era contador público, y dotada de un carácter fuerte y emprendedor más una confianza ilimitada en el Señor, nada se le atoraba en la vida. desde su ingreso a su amada congregación. Puso sus capacidades numéricas con mucho empeño y generosidad al servicio de la beata María Inés, siendo para ella una fuerte ayuda por aligerar las dificultades que por las necesidades económicas, siempre ha tenido la obra Inesiana. Gracias a su carrera de contadora, el trabajo de la economía fue su fuerte ocupación en la vida religiosa. Fue muy activa en la búsqueda de medios de subsistencia y muy fina en el trato los bienhechores, gozaba con alguna cosa que se conseguía para la comunidad, que bromeando la llamaba «Mac Pato», por el tío rico del pato Donald. Ella gozaba con aquel apodo riendo, gozando y compartiendo todo lo que recibía luego de pedir los debidos permisos sin disponer para ella más que lo indispensable. A mí todavía me tocó escuchar a algunos de los sobrinos de la beata María Inés en Guadalajara llamándola con cariño «tía Mac Pato».

Su primera encomienda, además del campo de la economía fue el de maestra, dando clases en el Instituto Comercial que se estableció por unos años en la Casa Madre durante los ciclos escolares de 1954 a 1955 y de 1956 a 1957. Excelente jugadora de beisbol cuando novicia y neoprofesa, no le estorbaba el hábito para anotar una y mil carreras en tantos partidos. Tuvo a su cargo la economía local de la Casa Madre durante el período 1957 a 1962, año en que fue nombrada ecónoma general luego de haber hecho su Profesión Perpetua el 5 de febrero de 1962 ante la beata madre fundadora. Dicho cargo lo realizó primero en la República Mexicana de 1962 a 1973 y luego continuó en Roma, Italia hasta el año de 1974. Como ecónoma implementó el sistema de la economía local y general del instituto de una manera sencilla y eficiente, como lo había pedido la beata madre fundadora, con los libros y los informes mensuales, trimestrales y anuales, enseñando a las ecónomas regionales y locales a establecer las bases de lo que hoy se maneja en computadora.

Ella contaba que aprendió a manejar impulsada por la beata al cambiar la Casa General a lo que ahora es el Noviciado allá mismo en Cuernavaca, antes de trasladarla a Roma, pues en aquel entonces esa propiedad estaba prácticamente fuera de la civilización y ella tenía que colaborar en la economía. Sus acompañantes de aquel entonces recuerdan el empeño que puso hasta convertirse en un chofer de primera.

Luego de terminar sus funciones como ecónoma general, Gloria recibió su cambio a la Región de México, donde recibió el oficio de ecónoma regional hasta el año de 1980. Durante este período estuvo también al frente de la adaptación de la Casa Madre para la recepción de grupos. De 1981 a 1991 estuvo como misionera en Chiapas, a donde fue destinada como superiora y ecónoma de la misión de «La Florecilla», en donde trabajó arduamente manejando una camioneta diseñada para abrir la brecha que ahora es una carretera y atender el proyecto de construcción del centro misionero que tiene escuela, parroquia y casa de ejercicios espirituales en un lugar más que bellísimo. 

El 5 de febrero de 1982 bajó de la sierra chiapaneca a celebrar sus Bodas de Plata de consagración religiosa en la Casa Madre de Cuernavaca a donde fue cambiada en 1991 luego de sus diez años en Chiapas y se hizo cargo del Proyecto «María Inés–Niños de México», una fundación para la asistencia social a favor de los habitantes de «Los Patios de la Estación» allí mismo en Cuernavaca.

Su último destino fue «La Casa del Tesoro» en Guadalajara en 1994, atendiendo la economía local, y supervisando la construcción del edificio en la parte que habitan ahora las hermanas enfermas. En el año 2002 celebró sus Bodas de Oro y siguió en el cargo hasta el año 2005, cuando ya no sintiéndose capaz de desempeñar ese servicio tan atrapante de la economía, presentó su renuncia.

Gloria fue siempre una mujer muy religiosa, generosa y fiel a su vocación. La deferencia y adhesión incondicional a la beata María Inés la prolongó en sus sucesoras y en sus superioras inmediatas. Su  fuerte y firme carácter la hacía sufrir, pero supo siempre reconocer sus faltas con humildad ofreciendo todo al Señor. Su caridad trascendía a las demás ramas de la Familia Inesiana y a familiares y amigos de la congregación que mucho la apreciaron siempre con mucha gratitud.

Durante los últimos 6 años de su vida Nuestro Señor la visitó con la cruz de la enfermedad, sobre todo en sus rodillas y caderas, dejándola en su silla de ruedas eléctrica que rápidamente aprendió a manejar hasta que la misma situación de sus huesos la obligó a postrarse en cama, en donde pasó los últimos meses de su vida con gran fortaleza y ofreciendo todo al Señor por la salvación de las almas. En el año 2013, luego de una fuerte neumonía, su corazón resintió aquello y se fue debilitando, le atacó una infección en las glándulas parótidas hasta que cerró sus ojos al ser llamada a la dichosa y feliz contemplación en el Cielo, a donde, esperamos, celebra felizmente las nupcias eternas gracias a esa maravillosa economía salvífica del Señor.

Padre Alfredo.

1 comentario:

  1. Gracias padre por este trabajo porque la vida entregada de las hnas que marcaron la senda de la vida religiosa nos impulsan a no desfallecer en este camino y que la vida hay que aprovecharla al máximo, ¡Gracias ! hnas por su entrega ,generosidad y fidelidad al señor.

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