Ahora voy al Evangelio de hoy (Lc 21,12-19) en el que Jesús avisa a los suyos de que van a ser perseguidos, que serán llevados a los tribunales y a la cárcel. Y que así tendrán ocasión de dar testimonio de él. Jesús no nos ha engañado: nunca prometió que en esta vida seremos aplaudidos y que nos resultará fácil el camino. Lo que sí nos asegura es que salvaremos la vida por la fidelidad, y que él dará testimonio ante el Padre de los que hayan dado testimonio de él ante los hombres.
La Misión está dada. Cristo quiere que seamos fieles y nos mostremos al mundo como signos claros de su amor. Meditemos si hemos colaborado con nuestra fidelidad, para que desaparezcan las injusticias, las maldades, las guerras y persecuciones en el mundo, o si, llamándonos cristianos, hemos colaborado para que el mal avance en el mundo. Cristo quiere que demos testimonio de Él con nuestra fidelidad. Pidamos la intercesión de María santísima que siempre fue fiel. ¡Bendecido miércoles!
Padre Alfredo.
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