Hoy el Evangelio (Lc 17,20-25) toca el tema hablándonos de la segunda venida de Nuestro Señor con la instauración del Reino de Dios en plenitud. Creo que todos los creyentes rezamos muchas veces el Padrenuestro y repetimos la frase que Jesús nos enseñó: «venga a nosotros tu Reino». Pero este Reino es imprevisible, está oculto y ya está actuando aunque no en plenitud en la Iglesia, en su Palabra, en los sacramentos, en la vitalidad de tantos y tantos discípulos–misioneros que han creído en el Evangelio y lo van cumpliendo. Ya está presente en los humildes y sencillos: «bienaventurados los pobres, porque de ellos es el Reino de los cielos».
Pero como dije al principio de esta breve reflexión, la mayoría de la gente, en su ignorancia de las Escrituras, espera que el Reino de Dios venga al fin del mundo con una gran explosión, una pandemia que nos mate a todos o en revelaciones y signos cósmicos. Pero no acaba de ver los signos de la cercanía y de la presencia de Dios en lo sencillo, en lo cotidiano en donde ya se va estableciendo el Reino como un adelanto. Pensemos: ¿Qué aspectos o vivencia en mi vida me hacen ver que el Reino de los Cielos se va estableciendo? Vivamos el día a día en la presencia de Dios como vivió María. ¡Bendecido jueves sacerdotal y eucarístico!
Padre Alfredo.
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