Yo creo que para nosotros lo del tiempo concreto de la vuelta no tiene importancia. Lo que sí la tiene es que, mientras llegue ese momento —la vuelta del rey, en la parábola, no parece inminente—, se trabaje: Hay que hacer algo con lo que hemos recibido antes de que el Señor venga y nos pida cuentas. Tampoco es decisivo si con las diez monedas uno ha conseguido otras diez, o sólo cinco. Lo que no hay que hacer es «guardarlas en un pañuelo», haciendo nuestra vida improductiva.
Los talentos que cada uno de nosotros hemos recibido —vida, salud, inteligencia, dotes para el arte o el mando o el deporte, porque todos tenemos algunos dones— los hemos de trabajar, porque somos administradores y no dueños. Es de esperar que el Juez, al final, no nos tenga que tachar de «empleados holgazanes» que se han ido a lo fácil y no hemos hecho rendir lo que se nos ha encomendado. La vida es una aventura y un riesgo, y el Juez premiará sobre todo la buena voluntad. Pongamos, con ayuda de María santísima, siempre a nuestro lado, a trabajar los talentos que hemos recibido. ¡Bendecido miércoles!
Padre Alfredo.
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