martes, 26 de julio de 2022

«Santos Joaquín y Ana»... Un pequeño pensamiento para hoy


Quiero empezar la reflexión del día de hoy con unas palabras de Juan Damasceno acerca del matrimonio formado por san Joaquín y santa Ana, los padres de la santísima Virgen María a quienes la Iglesia celebra el día de hoy. San Juan Damasceno dice: «¡Oh matrimonio feliz de Joaquín y Ana, limpio en verdad de toda culpa! Serán conocidos por el fruto de sus entrañas». Qué felicidad para los padres que tienen la suerte de tener unos hijos que pueden admirar su fidelidad y agradecer su comportamiento generoso, por el cual recibieron su existencia humana y cristiana. Pero también qué felicidad para los hijos que tienen la suerte de conocer más y mejor a Jesucristo, puesto que han recibido de sus respectivos padres la formación cristiana, con el ejemplo de vida y de oración familiar.

En torno a los santos Joaquín y Ana, la Iglesia recuerda a todos los abuelos desde el año 2021, por iniciativa del Papa Francisco que estableció que se celebres esta jornada el cuarto domingo de julio de cada año. Así que ayer celebramos a todos los abuelos. ¡Cuántos abuelos tan generosos y tan llenos de Dios han sembrado en los hijos y nietos el amor misericordioso de Dios! El Papa emérito, Benedicto XVI, hablando de san Joaquín y santa Ana afirmó: «Los santos Joaquín y Ana forman parte de esa larga cadena que ha transmitido la fe y el amor de Dios, en el calor de la familia, hasta María que acogió en su seno al Hijo de Dios y lo dio al mundo. ¡Qué precioso es el valor de la familia, como lugar privilegiado para transmitir la fe!»

Me llama la atención que el evangelio de hoy (Mt 13,36-43) nos presenta la explicación que Jesús hace de la parábola del sembrador. De alguna manera eso nos hace ver que Joaquín y Ana fueron muy buenos sembradores. A ellos, los padres de Nuestra Señora podemos encomendar nuestras necesidades, especialmente aquellas que se refieren a la santidad de nuestros hogares. Digamos esta oración: «Señor, Dios de nuestros padres, Tú que concediste a san Joaquín y a santa Ana la gracia de traer a este mundo a la Madre de tu Hijo, concédenos, por la plegaria de estos santos, la salvación que has prometido a tu pueblo. Ayúdanos, por su intercesión, a cuidar de aquellos que especialmente has puesto a nuestro cuidado. Enséñanos a crear a nuestro alrededor un clima humano y sobrenatural en el que sea más fácil encontrarte a Ti, nuestro fin último y nuestro tesoro». ¡Bendecido martes!

Padre Alfredo.

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