sábado, 16 de julio de 2022

«La Virgen del Carmen»... Un pequeño pensamiento para hoy


La memoria litúrgica de Nuestra Señora del Carmen es una de las celebraciones marianas más populares y más queridas en la Iglesia. Casi espontáneamente nos traslada a la tierra de la Biblia, donde en el siglo XII un grupo de ermitaños comenzó a venerar a la Virgen en las laderas de la cordillera del Monte Carmelo, en donde hace algunos años tuve la dicha de estar. De aquel pequeño grupo de hermanos, reunidos junto a la fuente de Elías, nacería lo que hoy es la Orden de los Carmelitas, consagrada a la Virgen del Monte Carmelo, Madre del Señor. En la Escritura se hace referencia muchas veces a la vegetación exuberante de ese monte (cf. Is 35,2; Cant 7,6; Am 1,2), ligado desde antiguo a la experiencia de Dios a través de la vida y el ministerio del profeta Elías (1Re 18,19-46). La frondosidad y la belleza del Carmelo evocan hasta hoy, la belleza que adora siempre a María: su docilidad a la palabra de Dios, su oración callada y su fe inquebrantable. A ella se le pueden aplicar con razón las palabras del profeta Isaías: «Le han dado la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón» (Is 35,2).

El 16 de julio de 1251, San Simón Stock, en ese entonces superior de los carmelitas, se encontraba rezando, pidiendo a Dios por los miembros perseguidos de la Orden, cuando de pronto la Virgen María se le apareció. La Madre de Dios, quien llevaba el hábito de la Orden, le entregó al Santo el escapulario carmelita. Con el correr del tiempo, la devoción a la Virgen del Carmen, es decir, la devoción a la Madre de Dios en la advocación de «Reina y Señora del Monte Carmelo», fue floreciendo y extendiéndose. Las promesas en torno al escapulario y su riqueza simbólica dieron un impulso inmenso a la espiritualidad carmelita, al punto de hacerse presente en todos los rincones del mundo. Sin lugar a dudas, a través de los siglos, la espiritualidad carmelita ha dado, y sigue dando hasta hoy, innumerables frutos de santidad para la Iglesia por intercesión de la Virgen del Carmen, entre los que destacan poco más de 50 beatos y santos que vivieron esta espiritualidad, entre ellos santa Teresa de Ávila, san Juan de la Cruz y santa Teresita del Niño Jesús.

Que esta celebración de la Virgen, como las que tenemos casi todos los meses del año, aumente nuestra devoción y nuestro deseo por vivir santamente, haciendo bien las cosas que nos corresponde hacer. Que la Virgen del Carmen proteja a nuestro pueblo, y que la devoción hacia ella sea para nosotros una potente luz que nos ilumine, de manera que, como Jesús, pasemos por este mundo haciendo el bien, como nos narra el evangelio de hoy (Mt 12,14-21). Y el bien más concreto que podemos realizar es convertirnos en transmisores del amor a María para que vayamos por la vida con la seguridad de que, en manos de la Virgen, estamos siempre cerca de Jesús y no hay más alegría y seguridad que sentirnos parte de La Iglesia, esta familia en la fe en la que el Señor se nos ha hecho presente. Ella, que pide constantemente a Dios por nosotros, por sus ruegos alcanza que Dios derrame su bendición sobre todos nosotros. ¡Nuestra Señora del Carmen, ruega por nosotros! ¡Bendecido sábado!

Padre Alfredo.

1 comentario:

  1. Bendecido sábado Padre Alfredo !! Nuestra Señora del Carmen, ruega por nosotros

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