martes, 21 de junio de 2022

«Por la puerta estrecha»... Un pequeño pensamiento para hoy


Los teólogos del tiempo de Cristo y también muchos de los de ahora, se preguntan si serán muchos o pocos los que se salvarán. San Lucas nos recuerda que Jesús no respondió a semejante pregunta (Lc 13,23). Si son pocos o muchos, es un secreto de Dios que no comparte con nosotros porque así lo ve conveniente. Hoy en el evangelio, Cristo habla de la puerta ancha y de la puerta angosta (Mt 7,6.12-14). Al decir que la puerta que conduce a la vida es «estrecha», Jesús quiere recordarnos que el camino de la vida es fatigoso y doloroso. Más adelante se comprenderá que se trata del camino de la cruz que acompaña nuestro andar por este mundo. Y al decir que son pocos los que entran por él, Jesús anuncia que su camino no es el del mundo, el del sentido común, el de la cultura dominante; es siempre un camino en la oposición, un camino minoritario.

No es de nuestra incumbencia averiguar cuántos se salvan o no se salvan. A nosotros solamente nos incumbe encontrar la verdadera entrada que conduce a la vida y entender que la entrada es estrecha. El camino comodón de la mediocridad, incluso del pecado y del vicio, es muy transitado y bastante ancho. En cambio, son pocos los que caminan directamente hacia Dios porque el camino es el estrecho, el del sermón del monte (Mt 5,1ss). Pero no vamos solos en nuestro andar. Tenemos que recordar que Jesús es el Camino y que él mismo nos va enseñando el sendero que tenemos que seguir si queremos ser seguidores suyos.

Sabemos que la propuesta del cristianismo es bastante exigente, porque si lo que se pretende es la creación de una sociedad alternativa es necesario renunciar al egoísmo que impera en el mundo, pero también sabemos que es un camino de libertad que, como dice la beata María Inés «libremente elegimos y libremente cumplimos». Además, somos conscientes que es imposible lograr la sociedad que Cristo propone sin que haya esfuerzos y sacrificios de quienes han asumido su protagonismo. Así que la puerta es estrecha y angosto el camino. Por tanto, seguir a Jesús significa tomar una opción difícil, dura, como lo indican las imágenes: La salvación o la perdición. por tanto, es preciso elegir entre estos dos modos de vida que son antagónicos. Que la santísima Virgen nos ayude a elegir bien para llenar al mundo de la auténtica felicidad que tanta falta le hace. ¡Bendecido martes!

Padre Alfredo.

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