El nacimiento de Juan el Bautista está rodeado de misterios, basta ver el evangelio de hoy (Lc 1,57-66.80) para recordar su concepción milagrosa de una mujer anciana y estéril; a su padre Zacarías, que se queda mudo por no creer en el anuncio del ángel; y ese primer encuentro con Jesús en el vientre de su Madre, cuando María visita a su prima Isabel. La mano del Señor estaba con él, desde el vientre materno. Zacarías dice que le llamarán profeta del Altísimo, porque irá delante del Señor a preparar su camino… El precursor… La voz que grita en el desierto, conviértanse y preparen el camino del Señor.
También cada uno de nosotros tiene una identidad y un misión… Somos en cuanto personas, seres únicos e irrepetibles. Cada uno de nosotros viene a este mundo a cumplir una tarea y hemos sido ungidos en el Bautismo y en la Confirmación, para ser apóstoles y profetas… Debemos preparar el camino del Señor en muchos corazones, debemos ser también como esa Voz que grita en el desierto de tanta indiferencia y cuya vida conocemos hasta su martirio. Que San Juan Bautista, junto con María santísima, a quien nunca debemos hacer a un lado, interceda por nosotros y nos ayude a tomar conciencia de nuestra vocación, a ser humildes y confiados como san Juan Bautista, y sobre todo a tener el coraje de mantenernos fieles a la verdad y de nunca obrar respondiendo a las presiones o intereses en contra de nuestra consciencia. ¡Bendecido sábado!
Padre Alfredo.
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