miércoles, 29 de junio de 2022

Para padres cuyos hijos se han alejado de la fe*...


Hay una situación que no es poco frecuente en la que muchos miembros de las generaciones jóvenes, llevados por distintas razones, abandonan la práctica de la fe, dejan de orar y de asistir a la Misa dominical.

Quiero compartir con estos padres unos consejos y una oración que me encontré en Internet y que les pueden servir. La oración, que viene al final, la pueden hacer cada día por sus hijos alejados de la fe.

Consejos:

1. Ten la seguridad de que lo que has formado desde pequeño se encuentra aún ahí. Lo que has sembrado en tus hijos, en algún momento dará fruto. ¡Conserva la esperanza!

2. Escucha siempre. Trata a tus hijos jóvenes y adultos con respeto e interésate por lo que te platican. Solamente así es como podrás acompañarles en su proceso para recobrar la fe.

3. No hagas una campaña incesante de convertirlo a la fuerza, es muy probable que consigas el resultado contrario. Ten paciencia.

4. No lo manipules con castigos o le cortes la ayuda a condición de su fe, porque condicionar su fe a tu ayuda no va a llevar la relación a ningún buen lugar. Bríndale amor y comparte con sencillez los momentos que Dios te de oportunidad de acercarte a él.

5. Muéstrale la alegría de tener una relación con Dios, recordando que la fe no es simplemente creer en algo y que la riqueza de nuestra fe está más bien en que vivimos una relación con Alguien. 

6. Inclúyelo en tus actividades religiosas sin forzarlo, muéstrale tu pensamiento y conversa sobre él. No tengas miedo a mostrar tu fe, continúa haciéndolo partícipe e invitarlo siempre  que puedas —aunque él diga que no— a tus actividades religiosas.

7. No caigas en la tristeza y en la desesperanza. Puede que él haya decidido no creer en Dios, pero recuerda que Dios siempre cree en él. 

8. Ora siempre por él. Recurre al santo o beato de tu devoción, puede ser, por ejemplo, santa Mónica, y pídele que acompañe espiritualmente a tu hijo. Busca modelos de santidad que puedan inquietarle a conocer sobre ellos.

9. No te muestres derrotado en el camino y da siempre un testimonio alegre y comprometido con Dios y con la sociedad, para que él vea que la fe y la vida van unidas.

10. Ten presente siempre a María Santísima y reza el Rosario a diario por tu hijo que se ha alejado de Dios. 


Oración para pedir por los hijos que se han alejado de la vivencia de fe:


¡Oh Señor! por nuestro hijo
elevamos nuestras oraciones;
Haz que sepamos, los padres,
elevarlo en tu Luz
según tu Libro esclarecedor;

Haz que en estos días llenos de noche
donde se pierden los puntos de referencia
y se ríe por aburrimiento,
se reencuentre a Nuestro Padre,
¡se ensanche nuestra fe!

Haz que en estos momentos de deambular
nuestros jóvenes encuentren tu rastro,
que descubran la esperanza,
el sentido de una vida en Cristo,
¡la alegría de un arco en salida!

Señor, nuestro hijo anda errante;
pon su camino en tus huellas
para que llegue a tu estación,
tu estación y tu hogar;
¡Que se vista con tu luz!

Sobre montones de engaños,
muéstrale tu Verdad,
por tus santas escrituras,
por caridad,
¡por un gran sermón!

Señor, nuestro hijo es tomado
a través de los torbellinos del mundo;
que tu Espíritu pacificador
caiga sobre él y lo inunde
¡Y se enamore de Ti!

Que tu mirada luminosa
le trace el buen camino;
que tenga un nuevo comienzo,
que se levante y te vea
¡Acércate desde todas partes!

En medio de todo este ruido
que escuche tu Palabra,
que saboree su buen fruto;
que se aliste en tu Amor,
¡Y luego reclute a otros!

Haznos disfrutar del festín
de Mónica, la muy santa
madre de san Agustín,
quien, por sus largos lamentos,
puso a su hijo en tu camino.

Como ella, que perseveremos
en la fe, y cada más,
por nuestros deseos, por nuestras oraciones,
para obtener la salvación
de nuestras familias, ¡tan queridas!

Para ganarles un lugar
en el Cielo, por su conversión,
gracias a nuestras acciones de gracias,
y gracias a la intercesión
de Mónica, a las santas huellas…

dejados por su hermosa aura
en el río de lágrimas
donde Tú les anunciarás
Señor, con tu voz encantadora:
“¡Allá donde estés, Él estará!”.

* Tomado y adaptado de dos artículos de Internet de las páginas de Aleteia y Catholic.

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