En muchas partes hoy se corona la imagen de la Santísima Virgen porque se celebra, por tradición, el día de la coronación de la Virgen María. En la parroquia en donde ejerzo mi ministerio sacerdotal tenemos la Fiesta Patronal —aunque por la pandemia será solamente una Misa solemne y nada más—, pues es la parroquia de «Coronación de la Virgen del Roble». La Virgen del Roble es la patrona de la arquidiócesis de Monterrey y se celebra el 18 de diciembre. Pero volvamos al relato evangélico en el que encontramos el cántico de María conocido como «El Magnificat» en el que resuena el clamor de los humillados y oprimidos de todos los tiempos, de los sometidos y descartados de la tierra, pero al mismo tiempo es un canto en el que se hace eco del cambio profundo que va a producirse en el seno de la sociedad opresora y arrogante: Dios ha intervenido ya personalmente en la historia del hombre y ha apostado a favor de los pobres. En boca de María san Lucas pone los grandes temas de la teología liberadora que Dios ha llevado a cabo en Israel y que se propone extender a toda la humanidad que sufre.
Esta fiesta de la Visitación, sigue inmediatamente a la Anunciación: la Virgen, que lleva en su seno al Hijo concebido por obra del Espíritu Santo, irradia en torno a sí gracia y gozo espiritual. La presencia del Espíritu en ella hace saltar de gozo al hijo de Isabel, Juan, destinado a preparar el camino del Hijo de Dios hecho hombre. Y es que donde está María, allí está Cristo; El «sí» de la Virgen, el «fiat» que había dado en la Anunciación, es un «sí» y un «hágase» a la voluntad de Dios pensando en los demás. Parece muy significativo que sea en el último día de mayo cuando se celebre esta fiesta de la Visitación. Porque es como si quisiéramos decir que cada día de este mes ha sido para nosotros una especie de visitación. Hemos vivido durante el mes de mayo, dedicado a María en la Iglesia, como una continua visitación. Damos gracias a Dios porque la liturgia nos propone de nuevo hoy este acontecimiento bíblico. ¡Bendecido lunes de la Visitación!
Padre Alfredo.
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