martes, 25 de mayo de 2021

«Para pertenecer al Reino de Jesús»... Un pequeño pensamiento para hoy


El texto evangélico de hoy, en el Evangelio de San Marcos (Mc 10,28-31) nos plantea que el desprendimiento y la generosidad a la que invita Jesús a quien quiera seguirle, no puede quedarse en una simple teoría renunciando a los bienes materiales. El mensaje de Jesús pide más: organizar toda la vida en función de los valores del Reino. De esta manera todo discípulo–misionero de Cristo se convierte en punto de referencia frente al egoísta y frente a todos aquellos que han puesto sus bienes por encima del Reino de Dios. Los verdaderos seguidores de Jesús son aquellos que asumen de una manera incondicional el camino del Reino. En nombre de ellos Pedro toma la palabra y dice: «Señor, ya ves que nosotros lo hemos dejado todo para seguirte». Es decir, todo aquel que quiera seguir a Jesús debe asumir una actitud y una forma de ser en coherencia con la propuesta de Jesús para estar en total disponibilidad para asumir los valores del Reino planteado por el mismo Jesús.

Entregar la vida gratis en las cosas pequeñas de cada día, los pequeños sacrificios, las pequeñas renuncias... es entrar en la «lógica» de Dios. Es un «aroma que llega hasta el Altísimo». Y, ciertamente, esta «ofrenda memorial no se olvidará», porque a Dios, como bien sabemos, nadie le gana en generosidad. Él es siempre un buen «pagador», que da a los obreros de su viña, sin merecerlo, hasta «siete veces más», según el libro del Eclesiástico, y hasta «cien veces más» en este tiempo «y en la edad futura la vida eterna», según el texto de este Evangelio de San Marcos.

No se puede pertenecer al Reino o comunidad de Jesús conservando un protagonismo y superioridad social basados en el poder y prestigio del tener, como en el caso del rico que se acercó a Jesús. En la comunidad de los discípulos–misioneros del Señor, todos han de adoptar la actitud de Jesús, la de hacerse «último de todos —no buscar preeminencia ni protagonismo— y servidor de todos —traducir el seguimiento en servicio—». De ahí el dicho de Jesús: Todos, aunque sean primeros, han de hacerse últimos, desprendiéndose de lo que lo hace «primero» (Mc 10,21; cf. Mc 9,35). No se puede entrar en el Reino manteniendo una posición (cf. Mc 10,21.23-35) que crea dependencia dentro del grupo. ¡Qué cosa tan maravillosa!, todos los que se hacen últimos serán primeros, pues su opción —renuncia a la ambición y práctica del servicio mutuo— creará para todos igualmente una comunidad de amor y abundancia (cf. Mc 10,29s). Pidámosle a María Santísima que ella nos ayude a desprendernos de lo que nos estorba para seguir a Jesús en la comunidad practicando el amor solidario, que impide que mientras uno tiene de todo, otros carezcan de lo necesario. ¡Bendecido martes!

Padre Alfredo.

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