viernes, 24 de mayo de 2019

«Lealtad»... Un pequeño pensamiento para hoy


Hoy empiezo la reflexión como alguna que otra vez, con un cuento de un autor desconocido: «Un prisionero que había sido condenado a morir en la horca, tenía a su mamá viviendo en una lejana localidad y no quería dejar de despedirse de ella antes de ser ejecutado. Por este motivo, hizo al rey la petición de que le permitiese partir unos días para visitar a su madre. El monarca sólo puso una condición: que uno de sus amigos ocupase su lugar mientras permanecía ausente y que, en el supuesto de que no regresase, fuera ejecutado por él. El prisionero recurrió a su mejor amigo y le pidió que ocupase su puesto. El rey le dio un plazo de siete días para que el amigo fuera ejecutado si en ese tiempo no regresaba el condenado a muerte. Pasaron los días. El sexto día se levantó el patíbulo y se anunció la ejecución del amigo para la mañana del día siguiente. El rey preguntó por su estado de ánimo a los carceleros, y éstos respondieron: «¡Oh, majestad! Está verdaderamente tranquilo. Ni por un momento ha dudado de que su amigo volverá». El rey sonrió con escepticismo. Llegó la noche del sexto día. La tranquilidad y la confianza del amigo resultaban asombrosas. De madrugada, el monarca indagó sobre el amigo y el jefe de la prisión dijo: Ha cenado opíparamente, ha cantado y está extraordinariamente sereno. No duda de que el prisionero, su gran amigo volverá. «¡Pobre infeliz!» exclamó el monarca. Llegó la hora prevista para la ejecución. Había comenzado a amanecer. El amigo fue conducido hasta el patíbulo. Estaba relajado y sonriente. El monarca se extrañó al comprobar la firmeza anímica del amigo. El verdugo le colocó la cuerda al cuello, pero él seguía sonriente y sereno. Justo cuando el rey iba a dar la orden para la ejecución, se escucharon los cascos de un caballo. El prisionero había regresado justo a tiempo. El rey, emocionado, al ver la lealtad de los amigos, concedió la libertad a ambos hombres». 

Y es que siento que el tema que hoy puedo reflexionar junto con ustedes gira en torno a la lealtad, el pegamento más fuerte que hace que una relación dure una vida entera. La lealtad es una virtud inspira una esperanza sin limites. El salmista dice hoy que la lealtad de nuestro Dios llega hasta las nubes y relaciona esta hermosa virtud con el amor (Sal 56 [57]). En la primera lectura podemos ver la lealtad de los Apóstoles, que se muestran leales al Espíritu Santo que les inspira a tomar una decisión importantísima. Las deliberaciones que a veces tienen que tomar los Apóstoles (Hch 15,22-31) a veces son tensas, como leemos en el texto, porque entraban de por medio convicciones opuestas de parte de unos y de otros. Toda elección suscita un momento de «crisis», o sea de juicio, de discernimiento: «El Espíritu Santo y nosotros hemos decidido no imponerles más cargas que la estrictamente necesarias» dicen, y es que saben, por su lealtad al Señor Jesús, lo que Él hubiera hecho. 

Definitivamente, la lealtad, lleva a una amistad duradera, a una obediencia clara, como dice la beata María Inés: «pronta, sincera, sin réplica, con espíritu de fe» y esa lealtad se mantiene viva cuando el amor se hace presente, como nos lo recuerda hoy el Evangelio (Jn 15,12-17). En resumen, la fidelidad en general no es otra cosa que la lealtad, la cumplida adhesión, la observancia exacta con espíritu de fe que se hace obediencia, como el «sí» que María Dios a Dios de una manera incondicional. Si somos leales en todo momento con Dios y con quienes debemos en esta tierra, nuestra vida transcurrirá feliz, serena y consolada aun en medio de las penas; porque la gracia del Señor no nos dejará. ¡Bendecido viernes! 

Padre Alfredo.

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