Muchos hemos oído hablar de Stephen Hawking, el físico británico que puso las teorías sobre el origen del universo al alcance de todo y cuya enfermedad lo fue paralizando lentamente dejándolo con movimiento sólo en dos dedos y algunos músculos faciales. En 1985 perdió la voz y desde entonces se comunica a través de un sintetizador de voz. Gracias a este ordenador pudo seguir ofreciendo conferencias y divulgando sus conocimientos. Hawking murió el año pasado (2018) a los 76 años de edad.
Stephen Hawking fue uno de los científicos más populares desde Albert Einstein, no sólo por sus descubrimientos y teorías, sino también por las circunstancias de su vida. Cuando Stephen tenía 21 años, comenzó a notar que sus movimientos eran cada vez más torpes y se le diagnosticó un tipo de esclerosis lateral conocida como «Esclerosis Amiotrófica». Los médicos le dieron entre dos y tres años de esperanza de vida como máximo, pero desafiando los pronósticos siguió haciendo ciencia durante décadas y décadas. Aunque la enfermedad fue paralizando lentamente a este cerebrito de la ciencia, pudo seguir trabajando en sus teorías y difundiéndolas, además de participar en foros y expresar su opinión sobre los últimos avances de la ciencia.
Hawking dedicó toda su vida a trabajar sobre las leyes que gobiernan el universo. Muchos de los teoremas que ha dejado giran en torno a los agujeros negros. Un agujero negro es una región del espacio con una cantidad de masa concentrada tan grande que no existe la posibilidad de que algún objeto cercano escape a su atracción gravitacional.
La idea de los agujeros negros es muy anterior a Hawking: las primeras nociones datan del siglo XVIII y fue la «Relatividad General» de Einstein en 1915, la que hizo que se empezaran a tomar en cuenta en la ciencia de calidad. En los años 70s, Hawking tomó como base estos estudios para lograr una descripción de la evolución de los agujeros negros desde la física cuántica y, entre otras cosas, Hawking descubrió que no son totalmente negros como se pensaba.
Según Stephen, los efectos de la física cuántica hacen que estos agujeros brillen como cuerpos calientes, de ahí que pierdan parte de la negritud que inicialmente se pensaba que tenían y por cuya peculiaridad habían recibido ese nombre. En 1976, y siguiendo los enunciados de la física cuántica, Hawking concluyó en su «Teoría de la Radiación», que los agujeros negros son capaces de emitir energía, perder materia e incluso terminar por desaparecer. En el año 2004, el brillante científico rectificó su propia teoría y concluyó que los agujeros negros no lo absorben todo. «El agujero negro sólo aparece en silueta pero luego se abre y revela información sobre lo que ha caído dentro — explicaba con certeza— eso nos permite cerciorarnos sobre el pasado y prever el futuro».
El magnífico trabajo que hizo Hawking sobre los agujeros negros ayudó a probar la idea de que hubo una Gran Explosión o «Big Bang» al principio de todo, confirmando la teoría del sacerdote católico Georges Lemaitre, que es la mejor explicación científica que tenemos de cómo se creó el Universo.
Aunque había sido desarrollada en la década de los 40, la teoría del Big Bang aún no había sido aceptada por todos los cosmólogos. Sin embargo, en colaboración con el matemático británico Roger Penrose, Hawking se dio cuenta de que los agujeros negros eran como el Big Bang al revés, lo que significó que las matemáticas que había usado para describir los citados agujeros negros también servían para describir el Big Bang. Fue un momento clave para demostrar que el Big Bang realmente había ocurrido.
Uniendo todos estos conceptos, una de las afirmaciones más atrevidas de Hawking fue considerar que la Teoría General de la Relatividad de Einstein implicaba que el espacio y el tiempo tuvieron un principio en el Big Bang y tienen su fin en los agujeros negros. Aún si el universo llega a su fin, dijo el científico, esto no ocurrirá hasta dentro de al menos 20 mil millones de años. Nosotros sabemos, por nuestra fe y convicción, que esto no está en manos de los hombres sino de Dios, que llegará en el momento menos pensado se acabe así o no la existencia de los planetas y todas las galaxias del universo.
Fue tal vez su «Teoría del Todo», que sugiere que el universo evoluciona según leyes bien definidas, la que atrajo la mayor atención. «Este conjunto de leyes —afirmaba en sus conferencias— puede darnos las respuestas a preguntas como cuál fue el origen del universo». Luego decía que si se encuentran las respuestas de hacia dónde va el universo y cómo será su final «conoceremos la mente de dios», pero Stephen murió sin descubrirlo.
Pese a tanta complejidad de estos conceptos, Hawking hizo un gran esfuerzo por difundir la cosmología en términos fáciles de comprender para el público general. Su libro «Una breve historia del tiempo», de 1988, vendió más de 10 millones de copias en el mundo. Aun así, este gran científico fue consciente de que las ventas no se traducían directamente en lecturas completas, y años después publicó una versión más breve y más fácil de digerir.
El gran talento de este astrofísico, que para muchos le hizo merecedor de un premio Nobel que no le llegó en vida, fue haber combinado campos diferentes pero igualmente importantes de la física: la gravitación, la cosmología, la teoría cuántica, la termodinámica y la teoría de la información.
Para terminar esta mal hecha reflexión, dejo algunas de sus frases más célebres:
— «Si los extraterrestres nos visitaran, ocurriría lo mismo que cuando Cristóbal Colón desembarcó en América y nada salió bien para los nativos americanos».
— «La inteligencia es la habilidad de adaptarse a los cambios».
— «La humanidad tiene un margen de mil años antes de autodestruirse a manos de sus avances científicos y tecnológicos».
— «La próxima vez que hablen con alguien que niegue la existencia del cambio climático, díganle que haga un viaje a Venus. Yo me haré cargo de los gastos».
— «Einstein se equivocaba cuando decía que ‘Dios no juega a los dados con el universo’. Considerando las hipótesis de los agujeros negros, Dios no solo juega a los dados con el universo: a veces los arroja donde no podemos verlos».
— «La vida sería trágica si no fuera graciosa».
— «El peor enemigo del conocimiento no es la ignorancia, es la ilusión del conocimiento».
— «La voz que utilizo es la de un antiguo sintetizador hecho en 1986. Aún lo mantengo debido a que todavía no escucho alguna voz que me guste más y porque a estas alturas ya me identifico con ella».
Padre Alfredo.