viernes, 29 de septiembre de 2017

«LOS ARCÁNGELES»... Un pequeño pensamiento para hoy

Hoy celebramos a los santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael que, desde el cielo, seguramente al vaivén de su aleteo, gozan de que, como familia de fe, les dediquemos un día especial. ¡Qué alegría saber que nuestro Dios no nos deja solos y nos regala la protección y compañía constante de estos, a la vez excelsos y humildes servidores, de su corte celestial! Miguel «Quién como Dios», nos acompaña en las luchas que hemos de librar contra el maligno; Gabriel «Fuerza de Dios», nos ayuda a mantenernos siempre fuertes, sobre todo cuando la fe comienza a declinar; Rafael «Medicina de Dios», cura nuestras heridas invitándonos a confiar en la infinita misericordia de nuestro Dios. A lo largo de la Escritura y en diversos pasajes, podemos ver la presencia y la acción de estos seres maravillosos. Ellos están siempre con nosotros al mismo tiempo que glorifican a Dios en la liturgia celestial.

Miguel ayudó al profeta Daniel en sus luchas y dificultades (Dan 10,13.21; 12,1). La carta de Judas, en el Nuevo Testamento, dice que Miguel disputó con el diablo el cuerpo de Moisés (Jd 1,9). Fue Él el que venció a satanás, derribándolo del ciego y arrojándolo al infierno (Ap 12,7). Gabriel aparece explicando al profeta Daniel el significado de las visiones (Dan 8,16; 9,21), y fue el Arcángel que llevó el mensaje de Dios a Isabel (Lc 1,19) y a María, la Madre de Jesús (Lc 1,26). Rafael, por su parte, se menciona en el libro de Tobías. Él acompañó a Tobías, hijo de Tobit y de Ana, en su viaje y le protegió de todos los peligros. Ayudó a Tobías a que librara a Sara de un mal espíritu y a curar de la ceguera a Tobit, su padre. 

Cuando Jesús dice en el Evangelio «Yo les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del Hombre» (Jn 1,51) nos está revelando su divinidad y la relación tan profunda, y la vez misteriosa, que tiene con su Padre Celestial y la humanidad. Hoy vivimos tiempos difíciles. Por una parte estamos llenos de tecnología y de aparatos sofisticados para comunicarnos que realmente, bien usados, nos pueden ayudar mucho, pero por otra, con una comunicación que hoy por hoy está un poco desvirtuada. No recibimos suficientes estímulos para hacer el bien y sí mucho material basura. Esto seguramente porque nos falta la principal fuente de comunicación que los Arcángeles nos enseñan: «Hablar con Dios». Miguel, Gabriel y Rafael son símbolos de esa comunicación entre Dios y los hombres. Los Arcángeles, a quienes hoy celebramos, son de hecho, la prueba del amor de Dios que nos guía y se ocupa de nosotros. En el contexto de estos días que vivimos colapsados por los huracanes, terremotos e inundaciones, tampoco podemos olvidar a muchas personas que, han ayudado de muchas maneras con su entrega, su amor y su cuidado. Ellos también, son, por así decirlo, los ángeles de Dios para nuestro pueblo devastado. San Miguel, San Gabriel y San Rafael, rueguen por nosotros con nuestra Señora Reina de los Ángeles. Amén.

Padre Alfredo.

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