viernes, 15 de septiembre de 2017

La revisión de vida en el andar de una comunidad...


La revisión de vida es algo muy necesario en toda comunidad —dígase familia, grupo, fraternidad—. Es un incentivo que tiene como finalidad la purificación de cada uno de los miembros que caminan al unísono en un grupo, la ayuda mutua espiritual, el crecimiento de la vida de los que viven el compromiso cristiano fraternalmente, el conocimiento recíproco de los miembros, el amor mutuo, la solidaridad con todos, la confianza de los unos con los otros, la vida que imita a los apóstoles con Cristo. 

La revisión de vida se realiza dentro de un clima de oración y respeto. Hay que tener bien claro que es una «revisión de vida» que hará cada uno de los miembros compartiendo de su propia vida y respetando las vidas de los demás. Hay varias formas de hacer una revisión de vida. Aquí te muestro una que puede ayudarte:

FASES DE UNA REVISIÓN DE VIDA:

1. Se sientan todos en círculo, propiciando un silencio respetuoso de recogimiento y se invoca al Espíritu Santo (puede ser una oración o un canto apropiado).

2. Se hace un examen de conciencia particular durante algunos momentos (se pueden dar pistas para orientar la revisión de vida a uno o varios aspectos).

3. Vienen luego las manifestaciones individuales, en donde uno tras otro va explicando a los demás miembros del grupo lo que está experimentando en su interior a nivel de oración, de estudio, de trabajo, de relaciones interpersonales, de la familia, de algún cargo o comisión que tenga, etcétera; expresando con sencillez cómo se siente.

4. Además de hablar de sí mismo, se puede hablar de la marcha de la comunidad, cómo la ve, cómo la siente; pero sin acusar ni atacar a nadie. Puede ser, por ejemplo, que alguno manifieste su parte de culpa en las cosas que no van como deberían ir, y manifestar su resolución como aportación personal para impulsar o corregir algo que se tenga que mejorar.

5. Puede ser que al terminar de hablar todos, alguno o algunos quieran decir algo más.

6. Quien dirige la revisión de vida tErmina con una exhortación y viene luego la oración final y un canto.

REGLAS IMPORTANTES PARA LA REVISIÓN DE VIDA:

1. Nadie tiene que ser obligado o forzado moralmente a manifestarse si no quiere.

2. Cada uno tiene que hablar tan solo de lo que libremente quiera, es decir, de lo que percibe como un bien para sí y para los demás, o como un mal para sí mismo.

3. También puede hablarse de los demás que están presentes, pero no hablar nunca mal, ni acusar, juzgar o atacar. Puede decirse de los demás lo que en su conducta hace bien y sirve de ayuda al grupo, pero siempre con sencillez y discreción, sin adular ni poner a nadie en apuros; tomando en cuenta que siempre habrá miembros de la comunidad que por motivos familiares, de trabajo o de amistad, conviven más y se conocen mejor.

4. Hay que justificarse de la conducta propia solamente en lo que haya que aclarar para evitar el escándalo y la interpretación menos justa. Por ejemplo: no haber asistido a una reunión importante por tal o cual causa justificada, etc.

5. Ser humildes y presentar con sencillez las propias debilidades humanas sin justificarlas. Es decir, abrir el corazón a los demás miembros del grupo en un ambiente de confianza familiar.

6. No hablar de cosas —aunque sean verdaderas— que pueden escandalizar a las personas con poca experiencia o que son nuevas en esta experiencia.

7. Eventualmente, los que escuchan, pueden responder a la persona que se manifiesta, para animarla, para ayudarle a expresar lo que se comprende que quiere externar y se le dificulta, o para pedirle que aclare mejor algo de lo que haya dicho y que no se haya comprendido bien.

LO QUE DEBEN HACER LOS DEMÁS MIENTRAS ALGUNO SE MANIFIESTA:

1. Escuchar con respeto y atención.

2. Acoger y aceptar con amor y comprensión todo lo que se manifiesta.

3. No criticar en público lo que uno ha dicho en la revisión de vida, aunque se trate de algo que no debería haber dicho. En ese caso hay que aceptar incluso ese error y pecado, y luego, en particular, el padre de familia, el dirigente, el asesor o quien dirige la revisión, puede comentarle algo, sugerir alguna cuestión o corregir.

CON LO QUE HAY QUE TENER CUIDADO EN UNA REVISIÓN DE VIDA:

1. Estar con ánimo de participar en la revisión cooperando. Porque puede haber algunos que sean tímidos y que estén esperando la participación de otros para animarse a hablar.

2. Puede haber personas que no conozcan mucho o participen poco en la comunidad y por eso no sientan confianza. Hay que ayudarles antes a disponerse a participar.

3. Puede que haya algunos que no quieran hablar por falta de sencillez. A estos sí hay que ayudarles a vencer eso y participar.

4. El que dirige la revisión, o las personas que tengan cargos o responsabilidades y estén presentes, deben de tener cuidado de no mostrarse autoritarios o aparecer como los que todo lo saben y todo lo hacen bien.

5. Hay que hacer a un lado la falsa humildad.

SOBRE LA ORACIÓN FINAL EN LA REVISIÓN DE VIDA:

1. Puede ser dirigida espontáneamente por una sola persona o tenerla preparada antes.

2. Puede ser una acción de gracias al Señor por las cosas buenas que han sucedido en la comunidad. Puede ser participada o realizada por una sola persona con una respuesta común.

3. Se pueden hacer algunas promesas de esfuerzo personal y comunitario para el buen ejemplo en la perseverancia. Cada miembro de la comunidad puede ir expresando algo.

4. Pueden hacerse propósitos por escrito y quemarlos al final en una fogata.

5. Puede recurrirse a otras formas, un canto, algo expresado por escrito, etc.

EL SECRETO PROFESIONAL O SIGILO EN LA REVISIÓN DE VIDA:

Es muy importante que todos los participantes en la revisión de vida sean conscientes de que cuanto ha tenido lugar en la sesión, es decir, todo lo que cada uno ha manifestado, es considerado materia de sigilo o secreto profesional. Cada uno puede hablar con los demás tan solo de sus propias manifestaciones. Solamente por causa grave se podrá comentar con quien ha dirigido la revisión, siempre en privado y con la debida seriedad.

UN EJEMPLO DE PREGUNTAS PARA LA REVISIÓN DE VIDA DE UN GRUPO APOSTÓLICO:

1. LA VIDA DE ORACIÓN.
.- ¿Hago, o trato de hacer de mi vida una oración?
.- ¿Busco la presencia de Jesús en lo sencillo y rutinario de cada día?
.- ¿Tengo cuidado de servirle a mis hermanos viendo en ellos a Cristo?

2. LA RELACIÓN CON LOS DEMÁS.
.- ¿Trato de animarlos cuando noto que atraviesan un momento de crisis?
.- Justifico sus errores en vez de criticarlos, sin conocer los motivos de sus faltas?
.- Les doy con mi ejemplo, con mi vida, con mis actitudes, una imagen fiel de Jesús?

3. LA RELACIÓN CON LA COMUNIDAD.
.- ¿Doy dentro y fuera de mi comunidad el ejemplo que Dios espera de mí?
.- ¿Mi asistencia a las actividades de la comunidad es por costumbre o por verdadera convicción y amor?
.-¿Cómo siento que me muestro fuera del grupo, en mis actividades ordinarias?
.- ¿Me esfuerzo por darme a mi comunidad?
.- ¿Trato de animar a los miembros que noto desalentados?
.- ¿Soy positivo en mi relación con la comunidad, apoyando los proyectos aunque no hayan surgido de mi creatividad personal o no me agraden del todo?

MI VIDA APOSTÓLICA:
.- ¿Hago de mi vida de familia, estudio o trabajo un campo de misión?
.- ¿Rezo por los miembros de mi comunidad, especialmente por quienes se encuentran en dificultades?
.- ¿Me acuerdo de orar por todos los misioneros del mundo entero?
.- ¿Procuro vivir la conversión intensamente?
.- ¿Cuál es mi colaboración para la conversión del mundo?
.- ¿Me esfuerzo por vivir la caridad y las demás virtudes cristianas?

Recordemos finalmente que, en el modo de proceder del grupo de revisión de vida, hay un supuesto de fe. Dios se manifiesta y revela su proyecto de salvación en los acontecimientos cuando estos son acogidos y leídos desde la persona de Jesús de Nazaret, centro y sostén de nuestras vidas. En consecuencia, la revisión de vida lleva al encuentro con Dios y a una mayor disponibilidad para hacer su voluntad en las circunstancias concretas en las que transcurre la vida cotidiana de una comunidad. Se pretende llegar, con ayuda de la revisión de vida, a una actuación que se pueda llamar cristiana; para ello, en docilidad al Espíritu Santo, hay que llegar a tener «los mismos sentimientos de Cristo Jesús» (Flp. 2,5).

P. Alfredo Delgado, M.C.I.U.

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