martes, 24 de junio de 2025

«DIOS ESCUCHA LA VOZ DE LOS HUMILDES Y DE LOS POBRES»... Un pequeño pensamiento para hoy


La Iglesia celebra hoy, con gran alegría, la solemnidad del nacimiento de San Juan Bautista, cuyo nacimiento vino gracias a la concepción milagrosa de una mujer anciana y estéril, Isabel, que era parienta de María santísima. El día de la Encarnación -25 de marzo- supimos por boca del Arcángel Gabriel que Isabel tenía seis meses de embarazo. Hoy se cumplen los nueve meses y llega el nacimiento de su hijo: Juan, el Bautista. Así lo conocemos por aquello de que bautizaba en el Jordán un bautismo de conversión, pero quizás el apellido que mejor le cuadre no sea tanto ese, sino el de “precursor”, o “el que prepara los caminos del Señor”. 

El nacimiento de este niño se celebró, dadas las circunstancias,  por parte de parientes y vecinos como un gran regalo dado por Dios a ese matrimonio de edad avanzada.. Juan es el fruto que llega en la vejez; un fruto deseado y rezado muchas veces y por mucho tiempo y que finalmente vio la luz de este mundo. Este nacimiento hace ver al pequeño niño recién nacido como testigo claro y al mismo tiempo portador de la  obra y de la gracia del Dios de la misericordia. Tan es así que el  nombre del niño será Juan, es decir,, “Dios es misericordioso“.  Esa fiesta nos hace ver que Dios escucha la voz de los humildes y de los pobres. El Señor pone su corazón a latir al lado de aquellos que se fían de Él. Dios se abaja para levantar. Zacarías es iluminado por el Espíritu Santo y nos proclama un  cántico maravilloso de bendición que encierra en sí el contenido de la vida y de la misión de Juan Bautista y que a diario recitamos en la celebración de Laudes.

Como Juan, nosotros también somos fruto de un Amor siempre misericordioso y estamos aquí por algo. Bien decía el papa Benedicto XVI, “No somos fruto de la casualidad“, somos fruto de una vocación o una llamada de Dios, que nos invita a ser precursores del Señor como lo fue Juan. Hombres y mujeres que señalan la llegada del Mesías y el que lo presentan al mundo de hoy,  invitando a todos a seguirle. Yo, mientras tanto, espero serenamente m vuelo de conexión a Roma, en el impresionante aeropuerto de Ámsterdam pidiéndole a María santísima que me conceda que así como saltó una el Bautista en el seno de Isabel porque la llegó con Jesús, así salte yo también de contento por saberme elegido por Él. ¡Bendecido martes!

Padre Alfredo.


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