sábado, 21 de junio de 2025

«Bombardeados por la publicidad»... UN PEQUEÑO PENSAMIENTO PARA HOY

En el mundo moderno, la publicidad está en todas partes. Es algo que tiene un gran impacto en la sociedad y en el comportamiento de las personas. Cuando caminamos por la calle, podemos ver los anuncios en las tiendas o mercados. Cuando estamos viendo las redes sociales o la televisión, aparecen anuncios. Cuando estamos leyendo periódicos, hay anuncios en las diferentes páginas. Quienes vivimos en ciudades cosmopolitas como Monterrey, vivimos, además, «bombardeados» por anuncios panorámicos creados para atrapar nuestra atención y avivar no solamente la pupila, sino la mente, el corazón y el deseo de obtener aquello que se anuncia. Enormes edificios, fachadas, vallas de obras, mobiliario urbano, camiones de transporte público, paradas de autobuses, estaciones de metro y el mismo metro, sirven como soporte de todo tipo de elementos publicitarios: lonas gigantescas, rótulos luminosos, pantallas… que asaltan a un espectador cada vez más aturdido.

Los artículos que nos gustan y que allí se presentan pueden llegar al punto de casi controlarnos; si no somos cuidadosos, aquello que nos ha cautivado en un gran cartel se convierte pronto en realidad entre nuestras manos para luego no saber que hacer con aquello o lamentarnos de haber gastado dinero inútilmente. En el Evangelio de hoy (Mt 6,24-34) Jesús nos invita a no preocuparnos por la comida, la bebida o la ropa, recordándonos que Dios ya sabe lo que necesitamos y él proveerá. Utiliza el ejemplo de las aves del cielo, de las flores del campo e incluso del hombre mas sabio que existió sobre la tierra para decirnos, que, si no cambiamos nuestro enfoque, entonces nuestra confianza en Dios se debilitará. ¡Tal vez sea difícil captar esto para algunos! Pero es que nuestro corazón solamente será pertenencia de Dios cuando ponemos sus prioridades en primer lugar. Por eso dice: «busquen primeramente el reino de Dios y su justicia»... lo demás, vendrá por añadidura.

¿Significa esto que debemos descuidar todo lo que ayuda a mantener nuestra vida bien? Ciertamente no. Pero para el hombre de fe, debe haber una diferencia en nuestra actitud referente a ellas. Si cuidamos de los asuntos de Dios como una prioridad, buscando su salvación, viviendo en dependencia a él y compartiendo las buenas nuevas del reino con otros, entonces Dios va a cuidar de nuestros asuntos como prometió, y, entre otras cosas, sabremos hacer un buen discernimiento ante la publicidad que nos rodea. Por ejemplo, atraídos por un anuncio podremos ver nuestra necesidad como obtener aquello, pero tal vez Dios sabe que lo que realmente necesitamos es un tiempo de pobreza, de pérdida o de soledad y eso, eso no está en ningún panorámico. Cuando esto sucede, estamos en buena compañía. Dios amó tanto a Job como a Elías, sin embargo él permitió que Satanás destruyera a Job —todo bajo su ojo vigilante—, y dejó que la mujer malvada, Jezabel, quebrantara el espíritu de su propio profeta Elías (Job 1-2; 1 Re 18-19). En ambos casos, Dios hizo que después de estas tribulaciones viniera un tiempo de restauración y sustento. Que María nos ayude a buscar el reino sin dejarnos cautivar por la distracción del consumismo que crece y crece más cada día. ¡Bendecido sábado!

Padre Alfredo.

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