El tiempo de Adviento nos hace pensar, en primer lugar, en la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo a la vez que nos alienta, sobre todo en su segunda parte, a prepararnos para recibir a Jesús en el corazón. Hoy me llama la atención el versículo que aparece para acompañar la invocación del Aleluya en la Misa del día. La frase, tomada del libro de Isaías (Is 55,6 dice así: «Busquen al Señor mientras lo puedan encontrar, invóquenlo mientras está cerca».
Este tiempo nos da un espacio privilegiado para que en nuestra oración busquemos unirnos más al Señor. ¿Dónde lo buscamos? ¿Cómo hacemos esa búsqueda? ¿Cómo y dónde lo invocamos? Cada vez que celebramos la Eucaristía pedimos al Señor que ya venga de nuevo, y eso lo hacemos en el momento de la consagración. La respuesta más común al anuncio del misterio de la fe, el pueblo responde: «Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús! Con María y José esperemos la llegada del Señor. ¡Bendito jueves sacerdotal y eucarístico!
Padre Alfredo.
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