martes, 20 de diciembre de 2022

«Llave de David»... Un pequeño pensamiento para hoy


La historia sagrada de nuestra salvación, nos muestra que el hombre es, desde su caída, un preso que está encerrado en la cárcel tenebrosa del error y de la muerte, y necesita una llave para salir. La Iglesia, en este tiempo de Adviento, pide esa llave con la cuarta antífona: «Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel; que abres y nadie puede cerrar; cierras y nadie puede abrir: ven y libra a los cautivos que viven en tinieblas y en sombra de muerte». El ser humano ha de ser liberado de las consecuencias del pecado y ha de ser liberado por el Mesías Salvador que nace de una Virgen, como hoy nos recuerda el Evangelio (Lc 1,16-38).

En esta antífona, se alude claramente a la profecía de Isaías 22 en la que se dice de el Mesías que vendrá, que sobre él recae la llave de la Casa de David. Sí, Jesús es la llave de nuestra salvación porque Él abre la puerta a la vida nueva que viene después de una conversión. Por eso anhelamos la llegada de Cristo a nuestras vidas para que nos abra la mente y el corazón a los valores del Reino que Él mismo viene a instaurar.

Vuelvo al Evangelio de hoy para ver que el diálogo que se establece entre el ángel y María, puede considerarse como una de las escenas más densas y significativas del evangelio, la experiencia religiosa más trascendental en la historia de una persona y el símbolo del diálogo de Dios con la humanidad. Dios dice su «sí» salvador, y la humanidad, representada en María, responde con su «sí» de acogida: «hágase en mí según tu palabra». Gracias a ese «sí» nacerá la «Llave» que nos abrirá las puertas de la salvación. Con María sigamos viviendo estos días de Adviento. ¡Bendecido martes!

Padre Alfredo.

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