Pedro, en el segundo párrafo de este Evangelio, quiere saber si ésta llamada a la vigilancia se refiere a todos, o solamente a ellos, al grupo de los apóstoles. Jesús le toma la palabra y les dice otra parábola, en la que los protagonistas son los administradores, los responsables de los otros criados. La lección se condensa en la afirmación final: «al que mucho se le confió, más se le exigirá». ¿Nos damos cuenta de todo lo que el Señor nos ha confiado? ¿Somos conscientes de todo esto empezando con que nos ha confiado el cuidado de nuestra propia vida aquí en la tierra para poder alcanzar luego la vida eterna?
La «venida del Hijo del Hombre» puede significar, también aquí, tanto el día del juicio final como la muerte de cada uno, como también esas pequeñas pero irrepetibles ocasiones diarias en que Dios nos manifiesta su cercanía, y que sólo aprovechamos si estamos «despiertos» y si somos fieles servidores. Por intercesión de María santísima pidamos estar siempre en alerta ante la llega sorpresiva del Señor. ¡Bendecido miércoles!
Padre Alfredo.
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