viernes, 21 de octubre de 2022

«Los signos de los tiempos»... Un pequeño pensamiento para hoy


Por medio de las palabras del Evangelio de hoy (Lc 12,54-59), Jesús reprocha a sus conciudadanos no saber interpretar los «signos de los tiempos», cuando son perfectamente capaces de interpretar los signos meteorológicos. Pero, ¿qué son los signos de los tiempos? Los signos de los tiempos son procesos históricos generalizados que anticipan tiempos mejores e implican un consenso colectivo. El concepto de la historia es esencial para comprender esto que presenta el devenir humano y social como un lugar teológico, un espacio en donde Dios actúa y se revela al hombre. Que sea lugar teológico, quiere decir que cuando se lee la Escritura, aquello ha de ser leído y comprendido en la historia en cuanto tal, porque en ella hay revelación, presencia e indicación de la voluntad de Dios, que se descubre a la luz de la fe de la Iglesia. La Palabra de Dios acontece siempre, no es solamente algo del pasado. Nosotros ya reconocemos en Jesús al Mesías. Pero tenemos que reconocer su presencia en tantos «signos de los tiempos» y en tantas personas y acontecimientos que nos rodean, y que, con la vista de la fe, deben ser para nosotros otras tantas voces de Dios.

Actualmente la Iglesia, nuestra Iglesia, la que el Papa nos recuerda que debe ser siempre de puertas abiertas, cuida especialmente de ser fiel a esa invitación de Jesús. El Concilio Vaticano II dnos dice: «Es deber permanente de la Iglesia escrutar a fondo los signos de los tiempos e interpretarlos a la luz del Evangelio, de forma que, acomodándose a cada generación, pueda la Iglesia responder a los perennes interrogantes de la humanidad sobre el sentido de la vida presente y futura... Es necesario, por ello, conocer y comprender el mundo en que vivimos, sus esperanzas, sus aspiraciones y el rasgo dramático que con frecuencia le caracteriza (Gaudium et Spes 4). 

Es preciso, según la invitación de Jesús, darnos cuenta del momento histórico en el que nos encontramos. Sus contemporáneos en la Palestina de aquella época no supieron aprovechar la actualidad prodigiosa del tiempo excepcional que estaban viviendo. ¿Y nosotros? Tenemos que tratar, ayudados por la gracia de Dios y actuando con humildad, «reconocer» la acción de Dios en los acontecimientos, en nuestras vidas... para «encontrarlo» y participar en esa acción de Dios que acontece cada día... a fin de «revelarlo», en cuanto sea posible, a los que no lo conocen ni lo aman, a quienes lo ignoran o lo han descartado de sus vidas. ¡Tenemos mucho que hacer y no podemos ser hipócritas! Podríamos preguntarnos hoy si tenemos una «visión cristiana» de la historia, de los tiempos, de los grandes hechos de la humanidad y de la Iglesia, viendo en todo un «Kairós», una ocasión de crecimiento en nuestra fe. Por ejemplo, en el acontecimiento sencillo pero profundo y transformador, del Sínodo sobre la sinodalidad de la Iglesia. Pidamos al Señor, por intercesión de su Madre santísima, que nos ayude a vivir los menores acontecimientos de nuestras vidas, así como también los mayores y extraordinarios, a ese nivel. Reconocer participar, revelar su obra actual. ¡Bendecido viernes!

Padre Alfredo.

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