sábado, 29 de octubre de 2022

«Sencillos y humildes»... Un pequeño pensamiento para hoy


Jesús nos ha enseñado, no sólo en el Evangelio de hoy (Lc 14,1.7-11), sino una y otra vez que su estilo y, por tanto, el de sus discípulos-misioneros, debe ser el de la humildad y sencillez de corazón. Aunque eso de ser sencillos y humildes no se ponga nunca de moda en el mundo. A los seguidores de Jesús no nos debe importar ocupar los últimos lugares no solamente en banquetes, sino en la misma vida diaria, porque la vocación a seguir a Cristo es una vocación de servicio.

Hoy y siempre son muchos los que se afanan por «ser alguien en la vida», por ocupar algún puesto destacado que los anuncie como personas de éxito. Pero, muchas veces sin saberlo, caen en el juego de la competencia desleal, de la búsqueda fanática de méritos superfluos, haciendo parte del circo que ha montado la mentalidad vigente en muchas sociedades. Estas gentes terminan siendo simples marionetas al servicio de un sistema inhumano que les arranca el sentido de la vida y los hace olvidar el verdadero cometido del ser humano en este mundo: vivir en una actitud de servicio dando gloria al Dios de la Vida.

La vida de los santos nos enseña que se es más feliz viviendo en humildad y sirviendo a los demás. Vivir con sencillez ocasiona menos disgustos y hace al discípulo–misionero que así vive, más aceptado por los demás: a los vanidosos nadie les quiere. Un ejemplo muy cercano lo tenemos en la Virgen María. Humilde y discreta, ella pudo decir, resumiendo también el estilo de Dios en la historia: «enaltece a los humildes y a los ricos los despide vacíos». Y, hablando de sí misma afirma: «ha mirado la pequeñez de su sierva». Que ella interceda por nosotros para ser sencillos y serviciales. ¡Bendecido sábado!

Padre Alfredo.

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