miércoles, 23 de febrero de 2022

«Si Dios quiere»... Un pequeño pensamiento para hoy


De la página de Santiago que la liturgia de la palabra de la misa de hoy nos ofrece como primera lectura (St 4,13-17), viene la buena costumbre que nos han inculcado a la mayoría de nosotros nuestros mayores: decir siempre, cuando hablamos del futuro, «si Dios quiere». Santiago nos recuerda que estamos en manos de Dios y que no vale la pena absolutizar nada: ni los negocios ni los proyectos ni nuestro futuro. La Palabra nos enseña un sano escepticismo, para que no nos entusiasmemos demasiado de las cosas pasajeras. Nos enseña a ser menos autosuficientes y un poco más humildes.

No se nos está invitando a no trabajar y a no prevenir el futuro. Pero sí nos conviene un poco de ese sabio escepticismo ante las posibles sorpresas de la vida, sin entusiasmos exagerados, que no nos pueden llevar más que a desengaños y disgustos. Hemos de ser generosos en el trabajo, disponibles a todo, pero poniendo cada día de nuestra vida en manos de Dios. «Si Dios quiere».

Ciertamente que hay que ser un buen «comerciante», o un buen «agricultor», o un buen «profesor», o una buena «ama de casa» o un buen «obrero u obrera especializados» o un buen técnico industrial. Hay que saber administrar cada uno sus «asuntos». Pero no podemos olvidar que la vida es corta y que estamos en las manos de Dios. Bien lo dice Santiago la vida es «una nubecilla que se ve un rato y luego se desvanece». Tenemos que recordar que la riqueza se pudre, los vestidos se apolillan, el oro y la plata se los come el hollín. En resumidas cuentas, lo que realmente vale no es la riqueza que se pueda acumular o los planes egoístas que se puedan hacer, sino la confianza puesta en Dios como la puso María Santísima y los santos. ¡Bendecido miércoles!

Padre Alfredo.

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