viernes, 18 de febrero de 2022

«Seguir, imitar, cargar la cruz de cada día»... Un pequeño pensamiento para hoy


La existencia del cristiano está definida por la de Jesús: seguir e imitar... reproducir y estar en comunión... venir a ser otro Cristo... llegar a ser, como dice la beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento: «una copia fiel de Jesús». El Evangelio de hoy (Mc 8,34-9,1), pone en boca de Jesús estas palabras: «El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y que me siga». Y nosotros, a raíz de esto, sabemos que el único camino de la gloria es el de la cruz, tanto para sus discípulos–misioneros como para el mismo Cristo.

Es muy cierto que es una opción radical la que exige el ser discípulos–misioneros de Jesús. Creer en él es algo más que saber cosas o responder a las preguntas del catecismo o de la teología. Es seguirle existencialmente. Jesús no nos promete éxitos ni seguridades. Nos advierte que su Reino exigirá un estilo de vida difícil, con renuncias, con cruz. Igual que él no busca el prestigio social o las riquezas o el propio gusto, sino la solidaridad con la humanidad para salvarla, lo que le llevará a la cruz, del mismo modo tendrán que programar su vida los que le sigan.

Para nosotros, ir en pos de Jesús significa entonces, confesarlo no como un Dios-hombre impasible, sino como alguien que pasa por el sacrificio de la cruz. Aquí queda resumido el programa de seguimiento para quienes deseen ser sus discípulos–misioneros, así: negarse a sí mismo... tomar la cruz... seguirlo... Roguémosle al Señor, por intercesión de la Santísima Virgen María, nuestra Madre, que nos conceda la gracia de tomar la cruz y configurar nuestra vida con la de Cristo. ¡Bendecido viernes!

Padre Alfredo.

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