lunes, 31 de enero de 2022

«Testimoniar a Cristo entre los de casa»... Un pequeño pensamiento para hoy


El seguimiento de Cristo es una cuestión que incumbe a todos los que formamos parte de la Iglesia, no es algo exclusivo para los sacerdotes o personas de la vida consagrada que lo dejan todo para ir tras de Jesús y sus amores. El Evangelio de hoy lunes (Mc 5,1-20) nos muestra un gran ejemplo de uno que es llamado por Cristo a seguirle entre los suyos, es decir, sin dejar su tierra ni los suyos, sino al contrario, quedándose con ellos. El caso que presenta el Evangelio es interesante. Se trata de un hombre que ha sido asediado por una legión de espíritus inmundos y que es exorcizado por Jesús. Ya libre de aquello, el hombre quiere dejar su vida y seguirle, pero Jesús le ordena: «Vete a tu casa a vivir con tu familia y cuéntales lo misericordioso que ha sido el Señor contigo».

Sí, la tarea de la inmensa mayoría de los seguidores de Cristo no es dejar sus propios ambientes, sino permanecer en ellos con una nueva actitud, libre de toda clase de demonios que atan y destruyen a la persona. La tarea de este hombre que aparece en el Evangelio será la de testimoniar, entre los suyos, lo misericordioso que ha sido Dios con él, a pesar de que hubiera gente asustada a la que le interesaba más el comercio y la pérdida material de los demonios que se habían metido en la piara de cerdos. Esa gente había intuido que el mensaje, por muy liberador y benéfico que hubiera sido, los obligará a trastornar sus modos rutinarios de vida. Por eso, «empezaron a suplicar a Jesús que se fuera de aquella región». Por eso, el Evangelio no puede ser impuesto a nadie, por muy liberador que se presente, el Evangelio se ha de recibir con disposición y con la certeza de que como consecuencia habrá un cambio de vida radical.

Aquella gente no entendió que para Jesús conducir a un hombre a su dimensión humana y ser llamado a ser su testigo parece tener un valor mucho más alto que cualquier otra consideración, como es la económica. Esta es la paradoja del evangelio: Jesús viene a expulsar los demonios y Jesús es expulsado. La gente aquella no quiso comprometerse: temían perder más cerdos y prefirieron quedarse tranquilos en su egoísmo como mucha gente de hoy para quienes los intereses económicos o de cualquier otra índole, son mucho más importantes que los de la fe. La mayoría de quienes leen mi reflexión no son consagrados ni sacerdotes, sé que son personas llamadas por Jesús a seguirle desde sus casas, desde sus escuelas y lugares de trabajo, desde su vida familiar. Así que hay que pedirle a la Madre de Dios que interceda por nosotros para que quedándose con los nuestras, les anunciemos lo que el Señor ha hecho con nosotros. ¡Bendecido lunes!

Padre Alfredo.

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