jueves, 27 de enero de 2022

«La oración espontánea»... Un pequeño pensamiento para hoy


Cuánto valor tiene la oración espontánea que brota de nuestro corazón, esa oración sencilla y profunda a la vez que sale de un corazón que se sabe agradecido y bendecido por Dios. Hoy la palabra de Dios, en la primera lectura (2 Sam 7,18-19.24-29) nos muestra una hermosa oración de David, llena de humildad y confianza que nos puede servir de base para nuestra oración personal que, para ser escuchada, debe tocar el corazón de Dios, es decir, debe ser una oración «de corazón a Corazón».

David muestra, en sus palabras, un profundo sentido religioso, dando gracias a Dios, reconociendo su iniciativa y pidiéndole que le siga bendiciendo a él y a su familia. Lo que quiere el rey es que todos hablen bien de Dios, que reconozcan la grandeza y la fidelidad de Dios: «que tu nombre sea siempre famoso y que la casa de David permanezca en tu presencia». A pesar de las miserias de David, él, que supo humillarse y pedir perdón, alcanza el favor de Dios que lo bendijo extendiendo sus promesas a sus descendientes. Es que Dios nos conoce hasta lo más profundo de nuestro corazón.

Cuando Dios ve nuestra oración, nos mira como un Padre amoroso, siempre dispuesto a escucharnos. Por eso estamos llamados a vivir vigilantes para no alejarnos de Dios. Manifestemos continuamente nuestro amor a Dios pidiéndole que nos fortalezca para permanecer fieles a su voluntad. Cuando Dios nos contempla dispuestos a escuchar su Palabra y a ponerla en práctica, derrama su bendición sobre nosotros, nos llena de su Espíritu y nos contempla como a sus hijos amados, a quienes bendice con la más grande de las gracias que podemos esperar. Pidamos con María Santísima, sencillez de vida para orar así, desde lo profundo de nuestro corazón. ¡Bendecido jueves sacerdotal y eucarístico!

Padre Alfredo.

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