viernes, 7 de enero de 2022

«Vivimos un tiempo difícil»... Un pequeño pensamiento para hoy


No dejamos de vivir un tiempo que es difícil en muchos sentidos. Hay muchos males que aquejan a nuestra humanidad, entre ellos esta pandemia que parece no terminar y contra la que se busca, la curación definitiva tan anhelada y que no llega. Hace algunos meses parecía que ya todo terminaba y se iba encaminando hacia la nueva normalidad y nada, llegó la variante ómicron y los contagios se han disparado. Hay ahorita nuevamente muchos contagios y con ello muchos que dan su vida en favor de los enfermos en los hospitales o en lugares donde hay que atender a quienes viven esta calamidad en condiciones infrahumanas. Alabamos el grado heroico de servicio en el amor de quienes se desvelan en favor de los que nada tienen y en cuyo testimonio se manifiesta el amor de Dios.

Tender la mano para tocar a los enfermos corporales y espirituales para ayudarles a salir de sus males y esclavitudes, sin miedo a lo que esto nos pudiera traer como consecuencia, es vivir nuestra fe con una auténtica lealtad a Aquel que, no sólo por llenarnos la boca de alimento, sino por librarnos de nuestra esclavitud al pecado, fue perseguido, calumniado y clavado en una cruz. La vida de muchas personas se ve llena de enfermedades y males, sucesos indeseados y problemas de todos los tipos, que nos podrían orillar a perder la confianza en el Maestro, Buen Pastor. Quizá alguna vez, hemos pensado que Él nos ha dejado, que ya no está con nosotros; pues sentimos que nuestra pequeña barca ha comenzado a naufragar en el mar de la vida debido a la enfermedad o a otra clase de problemas... y eso incluso ahora mismo, a pesar de estar todavía viviendo gozo interior que la Navidad, que no ha terminado y que nos está dejando vivir.

No podemos olvidar que el primero en probar el sufrimiento y la soledad fue Cristo mismo, mientras padecía su muerte en la cruz. Y así, nos quiso enseñar que Dios siempre sabe sacar bienes de males, pues por esa muerte ignominiosa, nos vino la Redención. La lección de confiar en Jesucristo y en su infinita bondad, no es esperar que nos quitará todos los sufrimientos de nuestras vidas. Sino que nos ayudará a saber llevarlos, para la purificación de nuestra alma, en beneficio de toda la Iglesia. A algunos dará la salud, como al leproso que hoy aparece en el evangelio (Lc 5,12-16) pero... ¿cuántos leprosos habría en aquel entonces que no fueron curados? Lo importante, es, que en la salud o la enfermedad, nos sintamos acompañados por Jesús, que vino a nacer de María entre nosotros para hacerse uno de los nuestros en todo, menos en el pecado y es un gozo saberse amados por él que nos regala la vida eterna. ¡Bendecido viernes!

Padre Alfredo.

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