lunes, 27 de diciembre de 2021

«San Juan Evangelista»... Un pequeño pensamiento para hoy


Estamos celebrando la octava de Navidad, una serie de ocho días que nos hacen celebrar como un solo día la gran fiesta de la Navidad. En estos días, festejando el nacimiento del Salvador, la liturgia nos va llevando a reflexionar en diversos aspectos de la vida de fe que debemos vivir los que creemos en Cristo. Antier celebrábamos su nacimiento, ayer el hecho de que vino a salvarnos en familia y hoy meditamos en que esa vida de Cristo habrá de llegar a la resurrección, que es esperanza para todos nosotros y esto lo reflexionamos gracias al evangelista san Juan a quien recordamos el día de hoy.

A través del testimonio de San Juan, en el Evangelio de hoy (Jn 20,2-9) la Iglesia nos invita a que no nos quedemos solamente en la contemplación del Niñito Jesús y nos quedemos atorados allí, sino que, con la ayuda de la Fe interpretemos y superemos los «signos» materiales para acceder al «misterio» que se esconde detrás de este niño recostado en un pesebre. Si vamos al Evangelio, vemos que el día de Pascua, por la mañana, María Magdalena echó a correr en busca de Simón Pedro y el otro discípulo, aquel que Jesús amaba... De modo que Juan se caracteriza a sí mismo como: «el discípulo amado». ¡Qué audacia! Probablemente esto se traslucía, hasta llegar a provocar algún sentimiento de envidia, en el grupo de los doce (Juan, 21, 22-23) Pedro se extrañaba de esta preferencia de Jesús respecto a Juan. Pero es que los designios de Dios son misteriosos e incomprensibles: cada uno de los hombres recibe una vocación única... San Pedro ha recibido la vocación del «Primado» en el colegio de los Doce y San Juan ha recibido la vocación de ser «aquel a quien Jesús amaba». Nosotros también tenemos una misión.

Hoy empieza, precisamente en el día de su fiesta, y durará hasta el final del tiempo de la Navidad, la lectura continuada de la primera carta de Juan, que nos va a transmitir con lenguaje lleno de lucidez y exigencia el misterio del amor de Dios. Esta carta va a ser la voz que más oiremos a lo largo de estos días. Tenemos para este día la introducción, que es solemne y densa, muy parecida al prólogo de su evangelio (1 Jn 1,1-4) La finalidad de toda la carta es clara. El amor de Dios se nos ha manifestado para que, desde la misión que hemos recibido, tengamos comunión de vida con él y la alegría sea plena. ¿Podemos pensar un mensaje mejor para interiorizar la Navidad? La fiesta del apóstol y evangelista san Juan, celebrada en este tiempo de Navidad, nos hace percatarnos de que no se trata sólo de los villancicos, las luces y los regalos, las tradicionales comidas de estos días, la música y los bailes. Que todo eso estará bien para quienes se toman en serio su fe de cristianos, si corre parejo con una actitud de maduro compromiso con el Señor, para llevar su Palabra a quienes no la han escuchado o recibido, para testimoniar su amor entre los humildes, los pobres y los sencillos. Vivamos plenamente en armonía con María estos días de fiesta. ¡Bendecido lunes!

Padre Alfredo.

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