jueves, 2 de diciembre de 2021

«Confianza en Dios en este Adviento»... Un pequeño pensamiento para hoy


Leyendo la primera lectura que la liturgia de la Misa propone para el día de hoy, y que está tomada del libro del profeta Isaías (Is 26,1-6) me encuentro con esta frase que me llama la atención: «Confíen siempre en el Señor, porque el Señor es nuestra fortaleza para siempre» y me viene el reflexionar sobre esto para el día de hoy. Estamos en el tiempo del Adviento, este tiempo hermoso que nos prepara para la segunda venida de Cristo y para la Navidad, y lo vivimos dentro de una situación determinante y difícil, rodeados, si no es que sumergidos en los estragos de una pandemia que parece que se prolonga y se prolonga. Es un tiempo en que poner nuestra confianza en Dios es fundamental e importante para salir adelante. A pesar de las adversidades y problemas que esta situación nos pueda acarrear, hay que seguir poniendo toda nuestra confianza en el Señor y juntos poder testimoniar que nuestra confianza está puesta en Dios que viene a salvarnos.

Dice santa Teresita del Niño Jesús: «La confianza y nada más que la confianza puede conducirnos al amor» y nosotros sabemos que este tiempo del Adviento nos debe conducir al encuentro con el Amor de los amores que viene a salvarnos.  El Dios de entrañas misericordiosas viene para quedarse y hacerse amor compasivo en cada uno de nosotros para que nosotros seamos compasivos como él. Este es hoy, en medio de una realidad que nos desborda y acosa, el único signo digno de confianza para el corazón humano. ¡Ojalá sepamos descubrirlo y cultivarlo durante estas cuatro semanas del Adviento! Así sabremos vivir sólidamente —como la casa construida sobre roca (Mt 7,21.24-27) la Navidad y estaremos preparados para la segunda venida, la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.

En este Adviento de la historia, que nos toca vivir, somos llamados, obligados casi por la gravedad de las circunstancias de la zozobra de si viene una cuarta ola de la pandemia, a elegir de nuevo un sostén y un apoyo sólido a partir del cual asentar la vida, confiarla y abandonarla y ese sostén no puede ser otro más que el Señor, el Mesías, el Emmanuel. La confianza en Dios que Isaías propone es el escándalo de esperar contra toda esperanza que lo que nos acaece no tiene la última palabra y que hay alguien más que nosotros para afrontarlo a nuestro lado. Así, en medio de nuestra difícil situación, no se trata de un consuelo fácil o cómodo, más bien al contrario, es una invitación arriesgada, aparentemente temeraria, ilusa y loca para muchos, pero para el hombre y la mujer de fe, es el gozo de la esperanza de saber que Cristo viene a liberarnos. Sigamos viviendo este Adviento con nuestra confianza puesta en Dios como María. ¡Bendecido jueves sacerdotal y eucarístico!

Padre Alfredo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario