sábado, 18 de diciembre de 2021

«La admirable disponibilidad de José»... Un pequeño pensamiento para hoy


En la audiencia del 14 de diciembre de 2016, el papa Francisco —que ayer celebró su cumpleaños— se refirió al Adviento señalando: «El tiempo de Adviento es la ocasión particular para profundizar nuestra fe, para abrir nuestros corazones a las necesidades de los otros y para vivir mejor nuestra vocación cristiana». Estamos ya en la parte final de este sublime tiempo que nos prepara a la segunda venida de Cristo y a las fiestas de la Navidad. Desde ayer comenzamos a reflexionar en las ferias privilegiadas de Adviento, que corren desde el 17 hasta el 24 de este mes.

Hoy, en este camino litúrgico, podemos reflexionar en las palabras que el profeta Jeremías nos dice en la primera lectura de la Misa de hoy (Jer 23,5-8): «Miren: Viene un tiempo, dice el Señor, en que haré surgir un renuevo en el tronco de David: será un rey justo y prudente y hará que en la tierra se observen la ley y la justicia». Ese rey que viene, según esta profecía, es nuestro Señor Jesucristo. Dios tiene planes de salvación para su pueblo, a pesar de sus infidelidades. Le promete un rey nuevo, un vástago de la casa de David. En contraste con los dirigentes de la época, éste será un rey justo, prudente, que salvará y dará seguridad a Israel, y se llamará «el Señor, nuestra justicia». Siempre está en pie el amor de Dios a su pueblo y por eso enviará al Salvador.

En el Evangelio (Mt 1,18-24), el anuncio del ángel a José nos sitúa ya en la proximidad del tiempo mesiánico. El ángel le asegura, ante todo, que el hijo que espera María es obra del Espíritu. Pero que él, José, no debe retirarse. Dios le necesita. Cuenta con él para una misión muy concreta: cumplir lo que se había anunciado, que el Mesías sería de la casa de David, como lo es José, «hijo de David», y poner al hijo el nombre de Jesús —Dios salva—, misión propia del padre. Qué admirable es la disponibilidad de José, como debe ser la de nosotros para recibir a Jesús que ya se acerca. Hay que preguntarnos: ¿Acogemos así nosotros, en nuestras vidas, los planes de Dios? Con José y María, recibamos a Jesús que ya se acerca. ¡Bendecido sábado!

Padre Alfredo.

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