lunes, 29 de noviembre de 2021

«Un faro para todas las naciones»... Un pequeño pensamiento para hoy


Hemos iniciado ayer, nuestro caminar en un nuevo año litúrgico con la entrada del Adviento y como siempre, una tarde antes, comparto con ustedes alguna reflexión en torno a la Palabra de Dios del día siguiente, para iluminar nuestro día. Hoy escribo muy temprano y envío el pequeño pensamiento desde antes de mediodía porque veo venir una tarde llena de actividades, por eso me adelanto y entro en materia. Durante todo este tiempo, antes de Navidad, estaremos reflexionando con la ayuda de la liturgia de la palabra de la misa diaria y dominical, en torno a la primera y segunda venidas de Cristo. Las dos primeras semanas, la primera lectura nos traerá trozos del libro del profeta Isaías, que es uno de los grandes testigos de la espera mesiánica. Isaías vivió, según nos narra la historia sagrada de acuerdo con la Escritura en el Antiguo Testamento, ocho siglos antes de Jesús, en Jerusalén, la capital del país. A él le tocó ver derrumbarse el Reino del Norte, Samaria, bajo los golpes de los Asirios, y por eso experimentó venir la misma amenaza para el Reino del Sur. Es pues en el contexto histórico de una catástrofe inminente cuando el profeta anunció la esperanza de un Mesías que sería portador de la paz.

Hoy, en la primera lectura de la misa (Is 2,1-5), el profeta, que ve la historia desde los ojos de Dios, anuncia la luz y la salvación para todos los pueblos. Jerusalén será como el faro que ilumina a todas las naciones. Un faro situado en una montaña alta, para que todos lo vean desde lejos. Los pueblos se sentirán contentos y estarán dispuestos a seguir los caminos de Dios, la palabra salvadora que brotará de Jerusalén. Tanto judíos como paganos «caminarán a la luz del Señor» y formarán un solo pueblo. EL profeta señala que habrá paz cuando suceda esto. De las espadas se forjarán arados; de las lanzas, podaderas y nadie levantará la espada contra nadie. No habrá guerra. Y esto lo entendemos todos. Así, empezamos el Adviento con anuncios que alimentan nuestra confianza.

El Evangelio de hoy, por su parte, nos presenta un milagro (Mt 8,5-11). Un milagro que en aquel entonces va más allá de las fronteras judías. Jesús cura a un criado de un oficial romano. La acción del Mesías trasciende los límites del pueblo de Israel y ha de llegar a todos los confines de la tierra. Dios quiere salvar a todos, sea cual sea su condición, su procedencia, incluso su estado anímico, su historia personal o comunitaria. En medio del desconcierto general de la sociedad, él quiere venir a orientar a todas las personas de buena voluntad y señalarles los caminos de la verdadera salvación. El faro es ahora la Iglesia, la comunidad de Jesús, si en verdad sabe anunciar al mundo la Buena Noticia de su Evangelio. Sin duda, podemos decir que para reflexionar hoy tenemos textos llenos de esperanza. Con María, esperanza nuestra, caminemos en el Adviento en la espera de la llegada del Señor. ¡Bendecido lunes!

Padre Alfredo.

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